César Vidal
Hispanidad
Aalgunos les podrá parecer llamativo, pero me llamaron desde Washington para hablar de la Hispanidad. Era una emisora de habla española y, por supuesto, no sólo creía en esa Hispanidad sino que además piensa en expandirla de manera orgullosa al norte del río Grande. Al sur, por supuesto, ni se cuestiona. En la época de Franco, se hablaba del Día de la Raza, lo cual no dejaba de ser una de esas pomposas ridiculeces que tanto le gustaban al régimen. Y es que, a decir verdad, si hay algo que no es la Hispanidad es la raza. Tampoco es la religión ni la política. Es la lengua española. En Estados Unidos, donde los reclusos de las cárceles están divididos por el color de piel, sólo existe una excepción, la de los hispanos. Mulatos y cuarterones, blancos y negros, cobrizos o zambos todos son hispanos por el simple hecho de que todos hablan español. Sé que de mucho de esto no se dan cuenta en España, donde los gobiernos de ciertas regiones persiguen la lengua común y dicen ser naciones distintas o donde se decidió no abrir un Instituto Cervantes en Miami para no molestar a Fidel Castro. Sin embargo, la realidad es incuestionable.
La Hispanidad, al fin y a la postre, se vive, sobre todo, fuera de España y ahí radica su fuerza. Son esos ecuatorianos que preguntan qué falta les hace aprender catalán, esos argentinos que emigran a Madrid y no a Chicago, esos nortea-mericanos que presumen de superar a los gringos, lo que dejan de manifiesto que España es un concepto ni discutido ni discutible como pretendía ZP, sino presente con pujanza palpitante en las aulas de los institutos de idiomas de todo el mundo aunque se la haya arrojado de los de Cataluña y las Vascongadas. Hace poco más de un año, una institución extranjera dedicada a la enseñanza de su lengua me ofreció dirigir un departamento dedicado sólo a la docencia del español.
La oferta era muy buena, pero la rechacé, fundamentalmente, porque me llenaba de vergüenza el contemplar que otra nación estuviera realizando una labor en pro de mi idioma que no llevaba a cabo el gobierno de mi país. Sin embargo, bien pensado, no importa tanto lo que pueda perpetrar este u otro ejecutivo. La Hispanidad basada en la lengua española es un fenómeno extraordinario que ha existido antes y que seguirá existiendo, cada vez más vigoroso, no sólo después del actual gobierno sino cuando todos nosotros sólo seamos polvo.
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