Iñaki Zaragüeta
Humildad, Cifuentes
Gabriel García Márquez, con el corazón abierto en canal a la reflexión, afirmaba en su carta de despedida: «Una persona sólo tiene derecho a mirar a otra hacia abajo para ayudarle a levantarse». Una frase en un texto, según él mismo, muy pensado y, desde luego, incontestable para alguien de bien.
La sentencia del Nobel colombiano debería mover a la presidenta de la Comunidad de Madrid, tras la satisfacción mostrada en la «cumbre de presidentes» de ayer, a obligar a sus colaboradores a reflexionar sobre la misma. Eso, en caso de que fueran ellos los soberbios que lanzaron el tuit exaltándola y menospreciando a su homóloga andaluza, Susana Díaz. Si ella fue la autora de esos insultantes 140 caracteres, Cristina Cifuentes aplíquese el cuento y rece, si sabe, para no ser maltratada con el mismo hierro. Que la vida es larga.
Nada justifica la relación entre la cara de mayor o menor alegría con la laboriosidad. Que la presidenta de la Comunidad de Madrid muestre contento por acompañar a su jefe o por enfrentarse a problemas menores en número y gravedad que otros presidentes no significa que los demás trabajen menos que ella. Quizá lo hagan más y con más entusiasmo. No estaría de más que recordaran, tanto ella como sus acólitos, a los clásicos: «Nada es tan bajo y tan vil como ser altivo con el humilde». Así es la vida.
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