Gobierno de España
Incoloro, inodoro e insípido
Mariano Rajoy tiene sobre sus competidores la insuperable ventaja de comprender mejor que nadie eso tan enrevesado que es la condición humana y en particular la de los españoles. Fue el único de los que entraron en liza las pasadas elecciones generales consciente de que el grueso de los votantes son personas mayores, apegadas al Estado del Bienestar, a las que la palabra «España» no produce sarpullido. Se postuló como garantía contra los sobresaltos. La fórmula funcionó y lo más probable, con tensiones, bronca y mucho pasteleo, es que tengamos presidente Rajoy hasta 2020. Tiene su mérito y, sin su piel de elefante, ni él residiría en La Moncloa, ni el PP disfrutaría de su actual hegemonía, pero no se puede obviar que los populares han vivido al borde del abismo. Si en lugar de ponerse estupendo y reclamar la vicepresidencia, el CNI, el BOE y RTVE, el cursi de Pablo Iglesias hubiera apoyado el pasado 22 de enero el apaño urdido entre PSOE y Ciudadanos, a estas horas tendríamos a Pedro Sánchez de presidente del Gobierno, Podemos sería la genuina oposición y el PP andaría sumido en una crisis de proporciones bíblicas, desgarrado por peleas internas, acogotado por procesos judiciales y buscando nuevo líder. Gracias a la miopía y la vanidad de Iglesias no se materializó el desaguisado, pero, ocho meses después, en los días previos al Comité Federal que lo decapitó, Sánchez contactó con Iglesias, Homs y Junqueras para conformar con el PNV una mayoría de 178 escaños que hubiera garantizado su investidura. No cuajó porque el sector sensato del PSOE dijo basta, pero la opción bailó en el aire. Con esos antecedentes, cuesta digerir la autocomplacencia que embarga al PP. Con escasas excepciones, los dirigentes están encantados de haberse conocido y atribuyen el éxito a su buen hacer, perspicacia y tino. Como poco, me parece presuntuoso. Han salvado el trasero gracias a Rajoy, no a la gestión, habilidad y limpieza de un partido, que visto desde fuera es incoloro, inodoro e insípido. ¿Sabe alguien que propone el PP en Defensa, Medio Ambiente, Inmigración o Educación? Como en Italia, Grecia o Portugal, la clave de las elecciones va a ser cada vez más el voto de los jubilados, pero no estaría de más que en Génova 13 empezaran a pensar en los «millennials», los «centennials», los intoxicados por la educación separatista y toda esa gente a la se ha convencido de que nunca se ha vivido peor ni el país ha sido tan desigual. Hace falta un relato y la ocasión la pintan calva.
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