Cástor Díaz Barrado

Incorporaciones y abandonos

La Unión Europea no está pasando por sus mejores momentos. La incertidumbre se ha apropiado del devenir de este proceso de integración y lo peor es que el desánimo afecta a la dimensión política y constitucional de la construcción europea. La crisis económica ha repercutido, finalmente, en todos los ámbitos del quehacer de los estados de Europa y ha contagiado las relaciones entre ellos. El conflicto entre la Unión Europea y Rusia ha ido subiendo de tono a lo largo de los últimos tiempos y ha confirmado, una vez más, que serían posibles dos modelos en el continente europeo. La Unión Europea está experimentando avances muy significativos desde la perspectiva económica y sin embargo, parece que se tambalea la adhesión de los países y de los ciudadanos a este proyecto común. No deberíamos asustarnos si en los próximos años tuvieran lugar hechos inéditos que alterasen los equilibrios europeos y que, en el fondo, diesen un contenido real a la integración en Europa. El resultado de las elecciones en Ucrania, con el claro triunfo de las posiciones europeístas en este país, no debería descartar un acercamiento de la Unión Europea a los intereses de Ucrania. No debe temerse la reacción de Rusia ni interpretar que los estados de la Unión están provocando el surgimiento de algún conflicto. Las relaciones internacionales suponen, en el fondo, la defensa de los propios intereses y nada impide que se establezcan marcos de cooperación entre estados y organismos internacionales. Faltaría tiempo, desde luego, para que Ucrania se incorporase a la Unión Europea, pero los temores a la reacción del régimen ruso no deben paralizar los esfuerzos de cooperación y entendimiento de la Unión Europea con las nuevas autoridades ucranianas. La decisión del primer ministro británico, David Cameron, de no pagar la millonaria deuda que le reclama la Unión Europea supone un paso más en el proceso de desapego que está viviendo el Reino Unido. Falta aún algún tiempo para que este país abandone el proceso europeo y es verdad que todavía no está claro si esto sucederá. Pero la Unión Europea necesita adhesiones sólidas y desprenderse de aquellas situaciones que ponen en riesgo su propia credibilidad. Nada debe asustar en estos ámbitos. La Unión Europea debe seguir el camino de una mayor integración y debe reducir el poder de los estados. Las elecciones en Ucrania ponen de manifiesto que todavía hay impulso para construir más Europa y sólo hay que lamentar que muchos de los países que pertenecen a la Unión se esté produciendo el desapego.