Reyes Monforte
Jugar con la vida
Ha dicho una gran verdad el ministro de Justicia, cosa rara en la casta política: La mujer no es la culpable sino la víctima en los casos de aborto. Pero se ha quedado corto. No sólo es la víctima sino la protagonista casi absoluta, la persona que verdaderamente tiene que decidir sobre su vida, sobre su cuerpo y sobre algo que seguramente le condicione el resto de su existencia: su conciencia.
Siempre me ha parecido un atrevimiento por parte de cualquier hombre, sea ministro, obispo, juez o tertuliano, entrar a legislar, interpretar, juzgar o decidir sobre una situación tan desgarradora en la vida de una mujer como es la decisión de abortar. No tiene nada que ver con argumentos machistas ni feministas, creo que a éstos les ha pasado como a la ideología de izquierda y de derecha: se han manipulado y tergiversado tanto por intereses creados que ya no saben donde están unos y otros.
Creo que a nadie se le escapa que para ninguna mujer el aborto sea una decisión fácil. Desde fuera suele opinarse cómodamente, entre otras cosas, porque es gratis y el drama no siempre afecta de manera directa. Sólo estando en la cabeza y en el cuerpo de esas mujeres uno puede imaginarse el drama que viven. Lo que sí se puede afirmar sin temor a equivocarse es que en este tema, como en muchos otros, convendría que el sentido común rigiera la legislación e iluminara a nuestros legisladores. No se puede estar reformando los aspectos vitales de los ciudadanos dependiendo del color político de quien gobierne. Es nuestra vida con la que juegan. Un poco de respeto.
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