Reyes Monforte
Katia
«Dile a mi padre que le quiero». Fue la última frase que pronunció Katia, una de las víctimas del Madrid Arena, según ha contado una testigo durante el juicio. Cuesta incluso oírlo de boca de otra persona cuatro años después, así que no me quiero ni imaginar lo que le costaría pronunciarlo a Katia y a su padre escucharlo. No cabe mayor testamento vital que las últimas palabras de una persona cuando sabe que se va y necesita decir una última cosa, bien porque no le ha dado tiempo a hacerlo antes, bien porque necesita repetirlo e insistir en ello o porque está convencida de que pronunciándolo no emprenderá a solas el viaje. Cuesta escuchar que una declaración de amor pueda convertirse en algo tan doloroso. Esas palabras no las debería pronunciar una joven en semejantes circunstancias. Es injusto y absurdo. Curiosamente, las últimas palabras del padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, fueron esas: «Esto es absurdo». Las últimas palabras de una persona y el destinatario de las mismas dicen mucho de quien está a punto de irse. Aseguran que el último pensamiento es para aquello que amas o has amado. Cuentan que Napoleón expiró diciendo «Francia. Ejército. Josefina», Beethoven aventuró «Oiré en el cielo», y Joe Di Maggio, el último marido de Marilyn Monroe, agonizó diciendo, «finalmente podré ver a Marilyn». Es complicado saber si la leyenda ha hecho mella en ellas, pero impresionan igualmente.
Esta columna debería haberse llamado «Los círculos de Arquímedes» pero la maquetación no lo permitió, y se quedó en Arquímedes&Co. El nombre responde a las últimas palabras pronunciadas por el matemático griego antes de ser asesinado en Siracusa por un soldado romano al que únicamente le dijo: «No me pises mis círculos». Eran lo más importante para él, la razón de su vida y murió dibujándolos en la arena como parte de un problema matemático.
No sé si, como lo epitafios, las últimas palabras se piensan o se improvisan, pero es de esperar que algunas sean premonitorias, como las del inventor Thomas Edison: «Es muy bello allá». Ojalá sea sí y las cinco jóvenes hayan encontrado la belleza allá, mientras sus familias intentan encontrar justicia aquí. Eso sí sería un buen final.
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