Angel del Río
La agonía de una tradición
En muchos pueblos de la Comunidad de Madrid, la tradición de los encierros taurinos estuvo ligada a su historia popular. Cundo en las décadas de los años setenta y ochenta, muchos de estos municipios, como consecuencia del desarrollismo urbanístico, perdieron su carácter rural y se convirtieron en ciudades-dormitorio, se esfumaron costumbres ancestrales, entre ellas, la de los encierros. Pero en los noventa, algunos de estos municipios, los recuperaron, bien como forma de rescatar unos actos ligados al mundo del toro, o como forma de activar el contenido de los festejos patronales. El caso es que se produjo una gran eclosión, y no había municipio que se preciara, que no tuviera sus encierros.
Esta circunstancia disparó los despropósitos y los riesgos en muchos casos, hasta el punto de que las autoridades tuvieran que tomar cartas en el asunto y poner coto a la participación de menores, de mozos pasados de alcohol o a la falta de medidas de seguridad en los recorridos. Todo parecía asentarse en la normalidad. Pero, de unos años a esta parte, los encierros han comenzado un declive que ha hecho que en muchos municipios desaparecieran y en otros se encuentren en riesgo desaparecer. Y son diversos los factores que intervienen para que se produzca este declive. Principalmente, el movimiento anti taurino que se ha despertado y que ataca a la fiesta, comenzando por impedir los encierros y más tarde las corridas, especialmente acusado en aquellos municipios gobernados por la izquierda más radical y anti taurina. El pasado año, en Pinto, los defensores de esta tradición, recorrieron calles y mercadillos solicitando firmas de apoyo, con escaso éxito, por cierto.
Otro de los factores negativos, es el de la seguridad, cada vez más exigente, y que en muchos casos, deriva en incumplimientos que impiden celebrar los encierros. Tal es el caso de Leganés, donde la Delegación del Gobierno denegó la autorización a la empresa de la plaza de toros, tras comprobar que el vallado del recorrido, las talanqueras, no garantizaban las medidas de seguridad exigidas. Por una u otras razones, ya sean de organización o de torofobia, el caso es que esta costumbre popular, va decayendo y se encuentra en vías de extinción. Por culpa de unos pocos, esta tradición tiene los días contados. Y es que no todos los municipios son Pamplona, ni siquiera, San Sebastián de los Reyes.
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