CUP
La alcaldesa O-CUP-Ada
Barcelona tiene un enorme atractivo económico y turístico, siendo la quinta ciudad de Europa más interesante para invertir, según reciente encuesta de Ernst & Young, que mide la capacidad para atraer inversiones de los diferentes destinos europeos. Sin embargo, estas buenas noticias pueden cambiar en breve, según reconocen diplomáticos y expertos, puesto que actualmente la Ciudad Condal vive un rápido y grave deterioro de su imagen internacional por el protagonismo alcanzado por unos jóvenes radicales y antisistema que actúan al amparo de la alcaldía de Barcelona, y que amenazan con prolongar el conflicto. La candidatura vencedora en los comicios municipales del pasado año, Barcelona en Comú, se fraguó dentro de la organización DESC, una ONG presidida por Jordi Borja (comunista e inventor del maragallismo), cuyo núcleo duro estaba compuesto por el profesor Gerardo Pisarello, miembro de DESC y número dos de la lista; el abogado Jaume Asens, dirigente de DESC y cuarto; Gala Pin, la famosa concejala meona y directora de comunicación de DESC; Vanesa Valiño, –pareja de Pisarello–, directora del DESC y asesora de la Concejalía de Vivienda y Águeda Bañón, que se encargó de la web de la organización y es directora de comunicación del consistorio. Todo un modus vivendi que, a costa del erario público, viven unos personajes radicales. En sus inicios, el observatorio DESC (Derechos Económicos, Sociales y Culturales) se centró en el «estudio» de los movimientos populares y de izquierda de América Latina, organizando multitud de viajes transoceánicos, visitas venezolanas y con poca actividad real. Sin embargo, tras la victoria electoral del PP, la asociación decidió cambiar su estrategia, centrando toda su actividad en Cataluña y voceando el drama de los desahucios. Actualmente, DESC es el auténtico contrapoder catalán, una escuela de radicales financiada por multitud de instituciones. En siete años (2008-2014) recibió oficialmente 3,8 millones de euros de fondos públicos, mucho dinero para consolidar un proyecto en clave política antisistema y agente de colocación profesional para los dirigentes del «Podemos» catalán. Ada Colau inició su actividad política como militante de la CUP, en los movimientos antiglobalización y en la oposición a la invasión de Irak. Colau nunca ha escondido sus vínculos con la CUP, pero la irrupción de Podemos representó una alternativa a los separatistas, de las que Colau se distanció estratégicamente. La cuestión de la independencia de Cataluña, potencialmente divisiva, quedó aparcada momentáneamente. Y Barcelona en Comú ganó las elecciones y el poder. Separatismo, radicalidad, dinero público y poder; un cóctel explosivo. A propósito de los acontecimientos del barrio barcelonés de Gràcia, la diputada de la CUP Eulàlia Reguant nos ha deleitado con la afirmación de que su partido va a promover la ocupación de la segunda residencia de los catalanes. Es bueno recordar que el diputado de la CUP Benet Salellas es todo un magnate, un terrateniente de primera que adquirió en 2010 –en plena crisis inmobiliaria– una vivienda de 201.989,34 euros, de la que es titular del 50%. El resto de sus propiedades, hasta once, son herencias o donaciones que incluyen otra vivienda, tres locales comerciales y seis fincas rústicas. Los okupas pueden pedir a Ada, la alcaldesa O-CUP-Ada, las direcciones de las propiedades del rico diputado antisistema.
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