Iñaki Zaragüeta

La camada de Carmena

La Razón
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La legislatura apenas ha comenzado y el PSOE está descubriendo quiénes son sus cómplices. ¡Qué razón tenía Fraga! «La política hace extraños compañeros de cama». ¿De verdad Pedro Sánchez espera sacar algo positivo de todo esto? Meter al socialismo español en «menage» con quien no cree en la economía de mercado, en la pluralidad de opinión (ni en la del pensamiento), ni en la batalla contra el terrorismo, etcétera, no parece que sea la opción más conveniente para su formación. Cierto es que, independientemente de lo que él opine, sus mesnadas no aceptaban dejar pasar el tren del poder cualesquiera que fueran sus viajeros.

Lo de Madrid es de nota. La camada de Manuela Carmena ya ha mostrado sus dotes de impresentabilidad. Los exabruptos del tal Zapata y del tal Soto –no sé por qué éste se va de rositas cuando incita más a la violencia– por no hablar de la «tolerancia» de la «asaltacapillas», Rita Maestre, han recibido condena general excepto de los ya colegas de Pedro Sánchez, los Monedero, Tania Vaciamadrid y hasta del mismísimo superpablo.

Me gustaría conocer lo que habrán escrito contra políticos de otros partidos protagonistas de mensajes más blancos. La dimisión será la exigencia menor.

Ellos no, Carmena se ha tragado la contestación de Zapata. Imagino la conversación: «Guillermo, me lo exigen, tienes que dimitir. Lo tienes claro, compañera, no puedo por haber dicho lo que pienso. Pues no veo otra salida. ¡Qué dices! Ahora voy a irme y dejar esta bicoca, con lo que me ha costado llegar; si quieres y como concesión, dejo la Cultura y me voy a Fuencarral. Entonces, ¿dónde están las promesas? ¿Qué promesas, Manuela? De acuerdo, Guillermo, te resarciré en cuanto pueda».

Hágase casta en un pis pas. Así es la vida.