Toni Bolaño
La campaña del miedo
Estamos en el ecuador de la campaña catalana y los pronunciamientos contrarios a la secesión se suceden dentro y fuera de nuestras fronteras. Los últimos, el pasado viernes. Las entidades bancarias alertaron de las consecuencias de una secesión y abogaron por un nuevo encaje de Cataluña y el resto de España para permanecer unidos. La declaración sigue la senda marcada por cuatro catalanes: Joaquín Gay de Montellà (Fomento), Juan Rosell (CEOE), Antón Costas (Círculo de Economia) y Josep Lluís Bonet (Cámara de España). Todos piden diálogo porque la secesión comporta salir de Europa y el euro, lo que acarreará una indefinición jurídica y tendrá repercusiones negativas en la economía por la estrechez financiera, como corroboran Merkel, Cameron o Juncker.
Sin embargo, Mas hace oídos sordos a estos planteamientos, incluido el de Barack Obama. «Cataluña entra en la Casa Blanca» fue la curiosa portada de un diario nacionalista para explicar que Obama no estaba mucho por la secesión. El presidente de la Generalitat no rebate los argumentos. Los esquiva. «Europa no puede permitirse la salida de Cataluña» porque «somos ciudadanos europeos», rezan sus seguidores en los púlpitos mediáticos y justifican, en los oráculos animados por las entidades soberanistas, sus objetivos de grandeza –su viaje a la República Catalana– que quieren ser aniquilados por la malvada «campaña del miedo».
Nada mejor para el nacionalismo que recibir críticas y que se pongan en cuestión sus veleidades. Está en su ambiente. Identifica al enemigo exterior, lo califica de antidemócrata, se atrinchera en la sombra de la estelada y apela a su manual de fe nacionalista para agitar la «negación de la evidencia» y hacer «inasequibles al desaliento» a sus fieles seguidores. La campaña del miedo es la batalla de los sentimientos contra la razón.
En primera línea de frente, TV3 y Catalunya Ràdio, ondean banderas al viento. Su presidente, Brauli Duart –militante de CDC– es el comandante en jefe. Retransmitió la Diada, para mayor gloria del independentismo, y ha intentado evitar –a toda costa– que los partidos constitucionalistas tuvieran un trato equilibrado en la televisión pública. Bruart, en un alarde de cuajo y arrojo, se ha hecho entrevistar en el programa matinal de TV3. Cuatro tertulianos de excepción asistían al masaje-entrevista. Un miembro de Òmnium, otro de la Comisión de Transición Nacional, un periodista independentista y un periodista no afecto al régimen. Pluralidad: 4 a 1, sin contar la «objetiva» presentadora que entrevistaba a su presidente. ¡Ahí es ná! Para colmo, el 1 lo puso en evidencia.
En evidencia también ha quedado el PSC. Recibo propaganda en mi casa. Un sobre con tonos rojos y la foto de Miquel Iceta dice «15 razones para votar Socialista». Leo con fruición el díptico que está en el interior. ¡Sorpresa! «10 razones para votar Socialista». ¡Vaya! me faltan 5. ¿Serán las más importantes? Señor Iceta, me faltan datos.
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