Alfonso Ussía

La desconexión

La Razón
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Mientras escribo, en el opinable Parlamento de Cataluña se está celebrando la sesión de investidura de la desconexión. Los representantes del 48 % de los votantes catalanes han decidido desconectar del 52% de sus hermanos inmediatos y de la totalidad del resto de los españoles. Una desconexión tan menguada en principios democráticos como en cortesía y buena educación. Por lo que a mí respecta, poco o nada me afecta que los separatistas de Cataluña desconecten de mi humilde persona, porque mi humilde persona jamás desconectará de Cataluña por considerarla tan hondamente mía que la desconexión resulta imposible a todas luces.

Conviene recordar el examen de Medicina del alumno Monsalve Garricondo. El catedrático lo reclama. «Señor Monsalve Garricondo. Tenga la amabilidad de especificar las partes que componen el oído, el sistema auditivo». Monsalve Garricondo estaba pegado, y solicitó a su compañero más cercano que le soplara la respuesta. (Dí «yunque») (¿Cómo voy a decir «yunque»?). «Pues el yunque». «Bien; prosiga». (Dí «martillo») (Eso sí que no cuela, pero lo digo) «Martillo». «Bien, continúe».

(Dí «la Trompa de Eustaquio») (Estás loco. Si digo la «trompa de Eustaquio» este tío me expulsa, pero bueno)... «La Trompa de Eustaquio». «Correcto. Más partes». (Aquí vale todo) «Pues el “coño de la Bernarda”, la “carabina de Ambrosio, “la estación de Calatayud”...» Viejísimo cuento que intentaré encajar en el artículo.

La situación en Cataluña es un lío. Y como en el examen de Medicina, vale todo. En las redes sociales abundan los groseros y resentidos, pero también hay personas inteligentes y con un gran sentido del humor. Resulta curioso. Los tuits de los independentistas, además de rebosados de ignorancia, son por lo general, dogmáticos y semánticamente violentos. No hay sonrisa, ni sosiego, ni ironía. El dogmatismo y la militancia ciega nublan la inteligencia y el talento. Pero una referencia del escritor Rafael Cerro me ha hecho reir, y yo me he permitido alargar su texto con el fin de aleccionar a todos los despistados en lo que respecta al futuro de Cataluña. Se trata de una lección de claridad y pragmatismo, un esfuerzo para ayudar a comprender lo que allí pasa desde el alto análisis político. Si es necesaria la relectura para alejar todas las dudas, la relectura es más que recomendable.

Aún puede darse la posibilidad de que Mas sea investido como presidente de la Generalidad de Cataluña. No está del todo perdida su candidatura. Para ello, son necesarias diferentes operaciones y pactos. Mas será presidente si se juntan «Si Se Pot» y «Junts Per Sí» con la abstención de la CUP. En tal caso empatarían a votos con «Tots Es Pot» y «Just For Men». Claro, siempre que «Unió Per Cap» no se junte con «Pot Per Sí», ni se abstengan los de «Cop Pot Plis», porque entonces «Plus Plot Plas» se haría con el Gobierno con el apoyo de «Tots Contents» y de «Toys Arús», el sector descontento emancipado de «Toys Arás», lo cual sería sorprendente pero no definitivo, porque la última palabra correspondería a «Pell Pal Pou» que sin duda, y ahí está la solución, ofrecería sus votos a favor de «Cop Pot Plis», siempre que la presidenta del Parlamento de Cataluña, Carmen Forcadell, acepte que forme parte de la Mesa de Portavoces un representante de «Just For Men», que si bien no se han presentado a las elecciones también tienen el derecho, el «dret a decidir».

Creo sinceramente, que es muy difícil llegar a conclusiones más claras y comprensibles, sólo al alcance –eso sí–, de exégesis serenas y conciliadoras. Pero mientras se firman los pactos y se cuentan los votos, con Mas o sin Mas, la desconexión permanece conectadísima, que es el punto al que pretendía llegar desde el inicio de este texto. El esfuerzo ha valido la pena.