Gaspar Rosety

La ética de Del Bosque

El fútbol español ha triunfado en el mundo, y me refiero a la Selección especialmente, por sus conquistas deportivas. Sin embargo, el éxito que no se afianza en los pilares de los valores humanos resulta generalmente efímero. En la vida, prevalece siempre la verdad, el único cimiento sólido de la cultura. Una vez, me senté en clase ante un centenar de alumnos de la Universidad Europea de Madrid y me solicitaron que les definiera el periodismo: «Es la ciencia de buscar la verdad y el arte de saber contarla, mediante un procedimiento ético». Causó sorpresa.

El vocablo ética encuentra dos orígenes, uno en el griego «ethos», carácter, y otro en el latín« mor», costumbre. La Ética es la gran desconocida de nuestra civilización y, a mi juicio, la asignatura más trascendente. El éxito no se alcanza de cualquier forma. Hay quien lo roba, lo secuestra, lo entrampa, lo enfanga. Quienes así llegan, nunca serán inmortales, nunca serán grandes hombres. Y hay, en cambio, quien lo consigue por las vías del buen carácter, de las ideas, de los conceptos morales, de los valores que desde el inicio de nuestra era reposan, como las buenas costumbres, en el Humanismo cristiano, sin que ello los incompatibilice con otras culturas o creencias. Tuve la inmensa fortuna de aprehenderlos en mi infancia con los sacerdotes claretianos del Corazón de María de Gijón, a quienes nunca podré estarles bastante agradecido.

Del Bosque habló de ética en el fútbol cotidiano como único camino a la victoria final. Festejo que haya alguien como él, sin miedo a que la verdad nos haga libres, como escribió el evangelista Juan.