César Lumbreras

La gesta del samurái

Escribo desde Japón, donde llevan ya unos meses hablando de la «Embajada Keicho a España», encabezada por el samurái Hasekura Tsunenaga, que tuvo lugar hace ahora cuatro siglos. Para conmemorar esta gesta se va a inaugurar en los próximos días lo que se ha dado en llamar el «Año Dual España-Japón», con la visita de Naruhito, el príncipe heredero de este país, a Madrid, Salamanca, Santiago de Compostela y Sevilla. Por encargo de su señor feudal, Hasekura cruzó el Pacífico, atravesó México, recaló en Cuba, sorteó los peligros del Atlántico, se plantó en la desembocadura del Guadalquivir, remontó hasta Sevilla, subió a Madrid, se convirtió al cristianismo, estuvo con el rey Felipe III y se acercó hasta Roma, donde fue recibido en audiencia por el Papa. Volvió sobre sus pasos y retornó hasta Japón, no sin antes haber descansado un poco de tiempo en Coria del Rio (Sevilla), localidad que un grupo de japoneses expedicionarios no quiso abandonar, quedándose allí a vivir y depositando su semilla. Algunos habitantes de este pueblo llevan el apellido Japón y dicen que conservan características de sus antepasados, como los ojos rasgados. Y, todo ello, con el objetivo de pedir permiso a Felipe III para establecer relaciones comerciales con la colonia de Nueva España (México). En total, invirtió en el periplo siete años, de 1613 a 1620, y estuvo acompañado por el franciscano español Luis Sotelo. En nuestro país estos hechos son bastante desconocidos, algo que se podrá remediar con los actos programados para los próximos meses, hasta que el príncipe Felipe viaje a Japón a clausurar el «Año Dual». Antes fueron ellos los que pedían relaciones comerciales. Ahora debemos aprovechar esta ocasión para vender España y nuestros productos en Japón.