La mejor sociedad

Hace tiempo que la sociedad internacional desterró el uso de la fuerza en las relaciones internacionales. A pesar de que, en ocasiones, los estados recurran a ella se ha avanzado en la dirección de la paz. Todavía queda mucho por hacer para asegurar la convivencia. Pero, al mismo, tiempo, el ordenamiento jurídico internacional viene afirmando la fe en los derechos humanos y la comunidad internacional está empeñada en su defensa. Los actos de violencia, bien por parte de estados o bien realizados por particulares están proscritos por el Derecho internacional y, sin duda, la violación de los derechos fundamentales debe ser condenada. Los sucesos de París revelan que, todavía, son frágiles los cimientos sobre los que se asienta la sociedad contemporánea y que debemos seguir haciendo esfuerzos para que la paz siga siendo el componente de nuestra convivencia. La sociedad internacional deber estar comprometida, sin embargo, para combatir todas las expresiones de violencia. Los derechos humanos y la paz son intangibles y nadie puede poner en duda su vigencia. El terrorismo no debe tener cabida y las controversias deben resolverse, siempre, por medios pacíficos. La fuerza de la palabra y de la negociación debe ser el único instrumento de arreglo de diferencias. Nadie puede imponer sus criterios ni sus visiones y todas las opiniones son legítimas en el marco del respeto de los derechos humanos. Debe existir una posición universal común, con todas las diferencias que se quiera, en la que se acuerde que todos los seres humanos pueden expresarse libremente. Se deben afirmar de nuevo, y cumplir, los valores en los que se asienta la mejor sociedad internacional: paz, democracia, derechos humanos y desarrollo.