María José Navarro

La mona

A estas alturas ya conocerán Vds la polémica de la mona y el fotógrafo, que suena a fábula de Esopo pero en realidad es un sesudo debate jurídico. He aquí la peripecia: un fotógrafo de naturaleza se encuentra haciendo un reportaje en la selva de Indonesia cuando una audaz mona, zás, se hace con la cámara y se hace varias fotos a sí misma, lo que ahora llaman un selfie. Al menos dos de las fotos son estupendas: en una de ellas la mona posa seria y grave, por lo que intuimos que se la hizo para el carnet de la biblioteca; en la otra, sonríe y pone una cara muy graciosa, así que debía ser para su ahijada. A todo esto, la Wikipedia incluye en sus páginas el autorretrato de la mona fotógrafa, y el fotógrafo (humano) ha pedido cobrar los derechos. Wikipedia ha dicho que nanai, que si hay un autor será en todo caso la mona y que encantados de pagar, pero que haga factura con iva. Opinan entonces los abogados y discuten, unos a favor de la mona, otros del humano, otros de la Wikipedia; escriben artículos y elaboran oraciones subordinadas de gran complejidad para apoyar sus argumentos. A todo esto, ¿y la mona? Una se la imagina en su selva indonesia charlando con otras monas aficionadas en su caso a la danza clásica y la escultura, soñando una vida mejor en la que inaugura sus propias exposiciones lomográficas vestida con cuello vuelto negro y grandes gafas de pasta, da conferencias y retrata alcaldes y presidentes. Pero al final la mona hizo la foto, fue la modelo y ni un plátano ha cobrado. No hay derecho.