Iñaki Zaragüeta
La nueva «borroka»
Uno imaginaba estar curado de espanto, que ya no hay espacio para las sorpresas. Pues no. Ahora descubro que en una sociedad moderna, desarrollada, aparecen movimientos «borrokeros» contra el turismo, contra la mayor fuente de creación de empleo, contra uno de los sectores que más aporta al PIB. Grupos que han decidido por su cuenta sembrar el pánico entre quienes les visitan.
Si asombra el nacimiento de estos «pseudohomicidas socio-económicos», más lo hace todavía descubrir que esto que se ha venido en llamar «turismofobia» emerge desde un partido político como la CUP (Candidatura de Unidad Popular) que gobierna el Ayuntamiento de Barcelona, la ciudad que más turistas recibe. ¿Quién lo puede entender?
Cuando más visitantes recibe Barcelona se produce una apuesta por el terrorismo contra esta fuente de riqueza. Inaudito. Impresiona contemplar las escenas de violencia protagonizadas por los integrantes de Arran, como impresionan las declaraciones de la portavoz de la CUP en el Parlamento catalán, una tal Mireia Boya, calificando de «acción simbólica» contra un modelo de turismo y que «no hay que dramatizar» los atentados. Y lo dice a pesar de las amenazas lanzadas por estos delincuentes de que «irán a más».
¿Quién explica que Barcelona esté gobernada por este partido y que las expectativas no sean tan negativas como merecería?, ¿qué hacen partidos como Convèrgencia, ahora PdeCAT, o el PSOE en connivencia con ellos?, ¿por qué una región avanzada, liberal, no reacciona ante estas proclamas que la Historia ha demostrado naufragadas? En esa tierra, precisamente, donde se producen las proclamas comunistas de Arran: «Municipalizar la industria turística» o «control público de las empresas». Un sistema totalmente fracasado. Así es la vida.
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