Julián Redondo
La retranca de Sir Alex
No le retiran los árbitros ni las derrotas, tampoco los éxitos ni los desvelos; ni siquiera la edad; de la primera línea de fuego del Manchester United le aparta la cadera. Tan real como la vida misma. Podría parecer incluso vulgar; no hay épica ni pizca de romanticismo: la cadera. Ferguson anunció un miércoles su retirada y el jueves tenía sustituto. No era Mourinho, ese personaje capaz de envolver de crispación y misterio el parto de una coneja; aunque por momentos pareció que podía ser el sucesor. Aquellos espachurrones con Sir Alex en la banda de Old Trafford; aquellas lágrimas de cocodrilo en la sala de prensa; el intercambio de confesiones con el amigo escocés... Por cierto, no consta en el lapidario de Ferguson alguna alusión ofensiva al tipo más «echao palante» de Setúbal. Eso que en 26 años de batallas ha tenido para casi todos. Ahora que se retira al palmeral, aquellas frases suyas resultan graciosas y, sobre todo, ingeniosas. De Gary Neville, dijo: «Si fuera más alto, sería el mejor central de Gran Bretaña. Su padre mide 1,85... Yo señalaría al lechero». De los italianos: «Cuando un italiano me dice que hay pasta en el plato, miro debajo de la salsa para asegurarme. Son los inventores de las cortinas de humo». De Filippo Inzaghi: «Este tipo debió de nacer en fuera de juego». De Arsène Wenger: «Dicen que es un hombre inteligente, ¿verdad? Habla cinco idiomas. ¡Yo tengo un chico de 15 años de Costa de Marfil que habla cinco idiomas!». Del amigo «Mou» destaca su «lado travieso». ¿Sólo travieso? El vino hace buenos amigos.
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