Historia

Alfonso Ussía

La tocata

La Razón
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El PSOE pasa por momentos de necio desconcierto. De nuevo les ha dado por homenajear al general Franco. Los restos del que fue durante 40 años Jefe del Estado descansan en el Valle de los Caídos. Hay mucha ignorancia. Franco no se sublevó contra la legalidad republicana. La legalidad republicana saltó por los aires con el golpe de Estado de 1934. Las repúblicas en España siempre terminan en una guerra. Y la Segunda República, consecuencia de una votación amañada y tramposa, se deshizo con el golpe de Estado del Frente Popular. Franco fue mucho más socialista que los dirigentes socialistas de hoy. No me refiero al franquismo, que no es teoría ni ideología política, porque murió cuando lo hizo Franco. Me refiero a la persona. Con una economía arruinada, en quiebra, y después de una durísima Guerra Civil, Franco se ocupó personalmente de la construcción de decenas de miles de viviendas sociales, obras públicas que fueron indispensables para el desarrollo de España, y creó la gran obra de su régimen. La Seguridad Social. Falleció en uno de sus hospitales. Y todo lo hizo con los medios limitados de una nación arruinada y con una presión fiscal mínima. Los políticos no robaban y el dinero público se invertía con acierto y necesidad.

Los primeros años de la posguerra fueron duros. El franquismo no fue generoso con muchos de los que perdieron la guerra. Una guerra civil es doblemente trágica. Previamente, la presumible Segunda República – presumible en su legalidad democrática–, había teñido de sangre las ciudades y pueblos de España. El Terror Rojo. El mundo occidental, hipócrita y cobarde, dedicó caricias a los perdedores, pero estaba en bloque a favor de Franco, desde los Estados Unidos a Francia. Una victoria republicana hubiera sido infinitamente más cruel y despiadada.

La oposición al régimen la protagonizaron el PCE y los monárquicos de Don Juan. Los segundos sin medios, y los primeros, opulentamente financiados por la URSS. Los socialistas aparecieron poco. El profesor Ramón Tamames, que fue dirigente del PCE, cuando el PSOE celebró el centenario de su fundación con el mensaje «100 Años de Honradez», añadió un remoquete; «Cien años de honradez... y cuarenta de vacaciones». Un alto porcentaje de los dirigentes socialistas de los últimos treinta años provienen del franquismo. Franco fue socialista y todavía no se han enterado. Y cuando andan en tribulaciones, discusiones y enfrentamientos entre ellos, la toman con Franco. No con Franco, sino con los huesos de Franco, lo que les ayuda a culminar la estupidez política. Felipe González, cuando principiaron los desmontajes de los monumentos del Generalísimo, se opuso a ellos. «Es muy fácil derribar a Franco en bronce. Pero nadie se atrevió a hacerlo en persona mientras estuvo en el poder». Y todo esto, tantos años más tarde, es consecuencia de la Ley del Resentimiento Histórico, que la Memoria es otra cosa.

Días atrás, la periodista Emilia Landaluce, firmó una estupenda entrevista en «El Mundo» al poeta y escritor sevillano Aquilino Duque, que fue niño falangista y ha defendido lo bueno del pasado régimen sin escatimar críticas a lo malo. Repasa, y de qué manera, al PSOE, a la memoria Histórica «se quiere correr un tupido velo sobre los crímenes etarras», y para resumir el derroche del dinero público y la corrupción, se remonta a don Ramón Carande: «Carande decía: ¿Cómo un país tradicionalmente deficitario de hombres públicos puede multiplicar ese déficit por 17?».

Y el PSOE. El formidable escritor sevillano resume su desconcierto. «En 1977 se encontraron que todo lo que ellos pretendían hacer en España, ya lo había hecho su peor enemigo. Es decir, Franco. Y cambiaron la tocata».

No se enteran.