Julián Redondo

La verbena

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El Madrid perdió en Vigo (2-0). Con una mezcla de equipo A y B, con Casemiro, Khedira e Isco en la alineación e Illarramendi en el banquillo –detalle que no pasa inadvertido–, fue incapaz de imponerse al Celta de Luis Enrique. Ni morbo ni leches, falta de actitud, de energía e incapacidad para seguir la cansina senda por la que circulan el Atlético y el Barcelona, tan exprimidos, o tan nerviosos, o tan ansiosos, o tan inútiles, que no saben cómo apuntarse la Liga ni vencer a conjuntos notablemente inferiores.

El Elche sumó el punto necesario para mantenerse en Primera y el Barça con el empate confía en alzarse con el título liguero el sábado en el Camp Nou, si el Atlético lo permite. Más que un final de Liga, esto parece una verbena. Aunque los muñequitos cada vez son más grandes, los tiradores cada ronda tienen peor puntería. Es la monda. Decía Simeone en septiembre, en el amanecer de este emocionantísimo campeonato, que era imposible una victoria atlética, «porque no van a fallar el Madrid y el Barcelona; puede que uno sí, pero los dos...». Pues se lo han puesto como a Fernando VII. El Barça no reacciona ni en la segunda oportunidad. El Madrid se encuentra cómodo en el papel de perdedor que sólo piensa en el 24 de mayo. ¿Y el Atlético? Por la razón que sea, se atasca y le supone una gesta marcarle un gol al arcoíris. Con todo a favor, ante contrincantes que como el Levante o el Málaga apenas se jugaban la honrilla, ha pinchado. Impresionado acaso por el traje de rayas y la camiseta de cuadros leñadores del «Ratón» Ayala más que por el ambientazo del Calderón, regaló el 0-1, y menos mal que Toby empató. Si empata en el Camp Nou, ganará la Décima. No parece una hazaña extraordinaria porque la condición física del Barcelona es alarmante. Se las verá con Messi, con Iniesta... Y con Pinto, que ni es Keylor Navas ni Willy Caballero.

Más allá del fútbol, en la Caja Mágica, que hasta el próximo año por estas fechas será otra vez la Caja Vacía, en los prolegómenos de la final había dudas sobre la comparecencia de Kei Nishikori, con problemas de espalda. Las dolencias eran ciertas, en el partido con Ferrer fue atendido en pista por el fisioterapeuta... ¡Ganó el primer set (6-2) a Nadal! Empezó bien el segundo; con 3-4 cojeaba. Con 5-4 se tumbó sobre la arcilla, recibió el masaje y prosiguió con el martirio, como Rafa en Australia cuando Wawrinka le dejó marcado para los siguientes torneos, hasta Madrid. Nishikori tiene 24 años, orgullo, talento, consideración con el rival y con los espectadores, como el número uno, y por delante, un futuro espléndido. Con el 3-0 en el tercer set, roto como estaba, se retiró. Madrid farda de ganadores: Nadal y Sharapova. Sólo falta el Atlético...