Francisco Marhuenda
La «victoria» socialista
Ni al PP ni al PSOE le han ido bien las elecciones municipales y autonómicas. Los populares pueden perder cotas importantes de poder, aunque se mantienen como el primer partido con un importante retroceso. A pesar de la euforia socialista, la realidad es que ha sufrido un retroceso tan grave como profundo. Las elecciones autonómicas de 2011 fueron muy malas para el PSOE, que obtuvo sólo 3.661.974 votos, mientras que ahora ha tenido un nuevo retroceso y se ha quedado en 3.146.496 votos. No veo dónde está el escenario victorioso. No es el único problema, porque Podemos irrumpe con una fuerza sorprendente al alcanzar un total de 1.795.436 votos en las trece comunidades que celebraban elecciones autonómicas. Es una cifra que le permite disputarle el liderazgo de la izquierda. No pretende ser IU. En el peor momento del PP, la formación de Pedro Sánchez cosecha un importante fracaso. Es muy significativo que no sólo no consiga atraer el voto de la izquierda, sino que pierde una parte del que tenía. Por otra parte, al PP no le ha acompañado la suerte, porque se ha quedado a un escaño de la mayoría absoluta en Murcia, Castilla-La Mancha y Castilla y León. Unos pocos votos se lo han impedido. En todas aquellas comunidades en las que pueda gobernar tendrá que contar con Ciudadanos, que ha decidido vender caro su apoyo. No hay que olvidar que tanto Albert Rivera como Pablo Iglesias quieren sustituir, respectivamente, al PP y al PSOE. El resultado en las grandes ciudades es demoledor para los socialistas que sufren un retroceso todavía mayor. No sólo dejan la segunda posición, sino que caen a niveles sorprendentes. El caso de Barcelona es un síntoma de su descomposición en Cataluña. El PSC ha dejado de ser el partido más importante en las municipales y generales. No es la única capital de provincia en la que deja de ser segunda fuerza sino que en alguna pasa a ser tercera, cuarta o quinta. ¿Dónde está la victoria socialista? Pedro Sánchez confía esconder este fracaso consiguiendo poder territorial, pero lo hará a costa de una gran debilidad. En la Comunidad Valenciana pierde 180.000 votos y baja del 27,58 % al 20,3 %. A pesar de ello, pretende gobernar. Es sorprendente que en una comunidad donde el PP ha sufrido un desgaste enorme, el socialismo no sea una alternativa sólida. El caso valenciano, al igual que otros, muestra la extrema debilidad que sufre el socialismo español. En Baleares el golpe es muy duro para el PP, pero una vez más el PSOE retrocede de 102.000 votos a 81.000. Otro éxito. No llega al 19%, pero pretende gobernar. El PP se verá sustituido en las comunidades donde no pueda gobernar por coaliciones tan amplias como inestables. No hay duda sobre el retroceso popular, pero no es menos grave el socialista. La fórmula de conseguir el poder a cambio de importantes cesiones. Es la obsesión de alcanzar La Moncloa sin tener en cuenta las consecuencias, aunque es posible que resulte contraproducente. Es un PSOE débil que tendrá que someterse a las exigencias de Podemos o de formaciones independentistas.
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