José María Marco
La yihad en Israel
Con la proposición no de ley del Grupo Socialista para el reconocimiento de Palestina como Estado, los diputados tenían una magnífica oportunidad de dorar sus blasones progresistas. No la iban a desaprovechar, y no la desaprovecharon. Es cierto que el Congreso ha suavizado el entusiasmo pro palestino de los socialistas. Paradójicamente, la resolución aprobada hace imposible, al menos por ahora, el reconocimiento de un Estado palestino por el Estado español. Esa será la única consecuencia positiva que tendrá, sin que haya quedado clara la posición del Gobierno en cuanto al fondo de la cuestión.
Los diputados podían haber tenido en cuenta que la votación coincidió con un atentado en el que cuatro personas fueron pasadas a cuchillo en el interior de una sinagoga en Jerusalén. Ignorarlo revela algo más que una insensibilidad bestial por parte de nuestros representantes políticos. También supone desconocer la realidad de la zona y en particular la de Israel. Como Israel es la única democracia liberal de la región, el único país en el que cualquier religión se puede practicar con seguridad y libertad, solemos pensar que este estado de cosas es natural. No lo es, y lo está siendo menos cada día. Los propios israelíes veían el islamismo radical como algo ajeno, que afectaba sólo a los países de mayoría musulmana. Tampoco es así, y los últimos acontecimientos en Jerusalén, en particular el crimen en la sinagoga, demuestran que el islamismo radical está ya dentro de las fronteras del país. Pensar que las autoridades palestinas, aquellas que deberían responsabilizarse de ese nuevo Estado preconizado por el Parlamento español, están haciendo todo lo que está en su mano para impedir esta deriva es una quimera. Gaza es un micro Estado terrorista gobernado por una banda dedicada a la explotación del terror. Desde su fundación viene preconizando el exterminio de los judíos. Por su parte, la Autoridad Palestina no ha desaprovechado ninguna ocasión, de las muchas que se le han presentado desde 1948, para hacer descarrilar la posibilidad de crear un Estado propio. Se vive mucho mejor contra Israel que siendo responsable de una comunidad política que ofrezca seguridad, pluralismo y prosperidad a sus habitantes. Por eso la Autoridad Palestina no ha reducido nunca la propaganda antiisraelí, casi siempre violenta. Otro de los efectos de esta Proposición, que las buenas intenciones del PP y en particular de La Moncloa, no anulan, será animar a los dirigentes palestinos a continuar su «lucha», convertida ahora en una nueva yihad.
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