Martín Prieto

Las despechadas nenas de «Femé»

«Femé» nació en Ucrania como expresión de protesta femenina contra cualquier cosa. No son unas rastacueros porque entendieron desde el inicio de sus algaradas que sin televisión y redes sociales no eran nada y sobreactúan mostrando sus pechos teniendo una cateta publicidad visual asegurada. Enseñan sus jóvenes senos a Putin en Moscú ( que las miraba con lascivia y ordenó librarlas sin cargos), a Angela Merkel o a los asistentes a la cumbre-circo de Davos donde el frío hacia resbalar los guantes de los policías temerosos de agarrarlas por las protuberancias. Llega un momento en que las cosas y las ideas evolucionan para peor (involucionan) y estas feministas cachondas cosifican el cuerpo de la mujer con más énfasis que un publicista de descapotables, que aún no se ha atrevido a tanto. Como amable marca han establecido franquicias y hacen turismo por Europa sabiéndose intocables. Sus madres y sus abuelas estarían a lo peor entre los ucranianos que recibieron a los nazis como libertadores y se dieron al asesinato por encargo de judíos y a la guerra contra los odiosos rusos. Pero por eso no se sienten despechadas. Ya que Ucrania tiene la mayor desaceleración demográfica del mundo podrían llegar a proponer en España que el aborto fuera obligatorio. Sería más convincente el despechugamiento de sus mayores con las dignísimas y vitales mamas vencidas por la lactancia, la edad y la gravedad, pero estas nínfulas izan la bandera de la juventud declinable, la talla 36 y el seno provisionalmente enhiesto. Con mostrar las mamas las nenas opacan el nombramiento de la provecta Janet Yellen como presidenta de la Reserva Federal americana, quien junto a Dominique Lagarde forma un poderoso duopolio femenino en la economía mundial. Los aplausos de Izquierda Unida no se sabe si iban dirigidos a las turgencias de las chicas o a la sacralización del aborto, contradiós que nos faltaba. Tenían razón los socialistas de la II República: es peligroso dejar entrar a las mujeres en el Congreso. Fue la derecha quien les dio el derecho al voto.