César Lumbreras
Las Edades del Hombre
Por fin, pensarán muchos, ha llegado agosto, el mes vacacional por excelencia en el que los más afortunados pueden disfrutar del tiempo libre. Se multiplican las «pistas» sobre alternativas de ocio. Pongo mi granito de arena y recomiendo ir hasta Arévalo (Ávila), para ver una nueva edición de la muestra «Las Edades del Hombre». Se presenta bajo el lema «Credo», para recordar que 2013 es el año de la fe. En total se puede contemplar una selección de piezas de arte sacro procedentes de toda España, pero especialmente de las diócesis de Castilla y León. Quizás la novedad más importante sea que la exposición cuenta con tres sedes en otras tantas iglesias. De entrada, puede parecer incómodo, pero no lo es. Al contrario, es una buena idea, porque evita el atracón artístico y permite un paseo por las calles de la parte antigua de la localidad que recorrió de niña la que luego sería Isabel la Católica. Es más, se puede, y debe, hacer un alto en el camino y, entre iglesia e iglesia, darse un atracón de «tostón» o cochinillo asado, el referente gastronómico de la ciudad y, después de haber atendido a las necesidades del cuerpo y el estómago, volver a las del espíritu. En Arévalo hay más cosas que ver, como el castillo restaurado, que alberga en su interior el Museo de Cereales más importante de España. Si hay tiempo, el visitante se puede acercar hasta las vecinas Madrigal de las Altas Torres, localidad donde nació Isabel (muy de moda por la serie de televisión), o Fontiveros, localidad donde vio la luz San Juan de la Cruz. «Las Edades del Hombre» es una buena alternativa para combinar el ocio del espíritu y del cuerpo en estos tiempos de tribulación.
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