Julián Redondo
Las habas de Merkel
Juan de Dios Román consiguió organizar un Mundial de Balonmano con 8,5 millones de euros, menos de la mitad de lo que hubiese costado en otro país o en los tiempos de bonanza. Y España lo ha ganado, que si lo otro es importante esto es trascendental. Fantástica noticia. Tampoco es mala, en medio de la podredumbre que nos invade, que en Alemania, la perfecta y todopoderosa Alemania de Angela Merkel y Franz Beckenbauer, se vendan partidos como si fueran restos del oprobio, aquel muro de Berlín.
En España, vigilada estrechamente por la conciencia social y mediática del mundo occidental, los acusados de la «operación Puerto» han decidido morir matando –tampoco hay razón, no les va a pasar nada– y van a soltar carnaza como si fueran colegas de Bárcenas o de Diego Torres para demostrar la perversidad del sistema. Además de nombres de ciclistas, ya han aparecido referencias al fútbol, al atletismo, al tenis y al boxeo. Mientras Eufemiano Fuentes se hacía el interesante con las siglas «Rsoc», Iñaki Badiola, presidente de la Real Sociedad en 2008, «aclara» en el «As» que antes de llegar él al club, «durante seis años la Real pagó en dinero B productos dopantes». Dopaje y dinero negro, una mezcla que hace millonarios a muchos indeseables y engrasa no pocas maquinarias.
Y así, encogidos por la imagen de España en el exterior y acongojados por otra escalada de la prima de riesgo, la Europol denuncia el amaño de 360 partidos de fútbol en Europa, no en España; la mayoría, en Turquía, Suiza y... ¡Alemania! Vaya, vaya, «frau» Merkel, en su casa también cuecen habas. Nadie es perfecto.
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