Iñaki Zaragüeta
Libertad inevitable
Demasiado prudente ha sido Rita Barberá al limitar a cuatro zonas «turísticas» la liberalización de horarios comerciales. Son medidas que, en el mundo actual, aparecen inevitables. El ritmo de vida, la ocupación laboral de los hombres y mujeres casi por igual, la comodidad de los consumidores y un sinfín de circunstancias aconsejan la posibilidad de abrir los establecimientos los festivos. Si a eso añadimos la capacidad de influencia de los grandes, las facilidades son mayores.
Lo siento por el pequeño y mediano comercio si es verdad que la citada liberalización de horarios les perjudica. En ese caso, todo está en su contra. Resulta muy difícil defender su posición en el escenario actual, cuando además la apertura no es obligatoria sino voluntaria. Al que no le convenga o no le desee abrir, puede mantener sus puertas cerradas.
Otra cosa es que ANGED, la asociación que agrupa a las grandes superficies, no necesita para sus logros campañas de comunicación por personas que terminarán conduciéndolas a los Tribunales como a otras empresas y personas a las que aún asesora: Turismo Valencia, Urdangarín, Aguas de Valencia etc. Pero esas es otra historia de la que ocuparse otro día. Así es la vida.
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