Rosetta Forner
Lo importante es volver
Estamos en época de «acueducto» vacacional. Cualquier excusa es buena para irnos a un entorno libre de humos varios. También hay quien aprovecha para descubrir nuevos horizontes urbanos. ¿Nos movemos para añadir diversidad a nuestra vida, para huir o acercarnos al ser que alberga este cuerpo físico que habitamos? ¿Nos mueve la insatisfacción o buscamos mantener esa incierta paz que tanto bien nos hace? El «cómo» nos conducimos en nuestra vida se refleja cuando estamos al volante. La campaña de la DGT enfatiza el «pasar» de todo lo que nos distraiga. ¿Nos distraemos con facilidad de nosotros mismos, de lo que es importante en nuestra vida? Aquellos que no ponen límites a otros, no dicen «no» cuando quieren decirlo, tragan humillaciones y se obligan a darle vida a su personaje de supervivencia (ahora se le llama «postureo»), se transforman al volante y se dan permiso para «soltar a los monstruos interiores» –a mayor cilindrada más potencia tendrán–. No son de extrañar las burradas que algunos exhiben en ese «cubo de las frustraciones vitales» que es su coche. La carretera para ellos es una «oportunidad» para competir. Yo pediría a la gente que pase de «competir», que recuerde que sólo tiene una vida, que lo importante, es llegar sano. Y, sobre todo, recordar que las vidas de los otros son igual de preciosas.
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