Real Madrid
Los asesores
Si Melanie Griffith, en «Armas de mujer», reconocía ser la propietaria de «un cuerpo para el pecado y una mente para los negocios», los futbolistas que emplean entre diez y quince años de su productiva vida laboral en amasar una fortuna para disfrutarla hasta que los gusanos suban la barrera, pueden constatar que tienen un cuerpo para el fútbol y un asesor para los asuntos económicos. De su capacidad con el balón en los pies sólo surgen dudas cuando juegan un partido cochambroso, y de su habilidad para elegir consejeros es la Agencia Tributaria la que pone en solfa su talento.
En cualquiera de los casos que, entre bancos –en paraísos fiscales– y banquillos –de los juzgados–, enredan la actualidad deportiva prácticamente a diario con nuevos nombres de presuntos defraudadores, hay un elemento que arrasa en atención mediática. Más allá de Leo Messi y de Cristiano Ronaldo, la figura de Jorge Mendes surge gigantesca e invulnerable. Aparentemente. Le rastrean y hay quien, acaso por un afán desmedido de hacer daño o por envidia, le predice complicaciones en su país como en España, donde ya le han calado el melón.
El superagente portugués es nido de recelos y presunciones, como ahora los asesores fiscales de futbolistas que, ¿milagrosamente?, no purgan por sus equivocaciones o sus añagazas. Ha sonado la alarma en Bruselas, capital de Europa, donde deciden recortes, rescates, convenios, subvenciones y el envío de troikas a países que fluctúan entre la pobreza y la miseria, para evitar que, en casos tan específicos como el de Grecia, desaparezcan hasta las piedras del Partenón.
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