Julián Cabrera

Los «Chumys» de Carmena

La Razón
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A Manuela Carmena se le han colado de rondón en su grupo municipal unos poco afortunados aprendices de Chumy Chúmez y otros sagrados nombres de la sátira y el humor negro español, o al menos eso han pretendido dar a entender quienes en su momento vertieron determinadas expresiones en las redes en un contexto en el que ni imaginaban que llegarían a formar parte del gobierno de una de las grandes capitales europeas.

Durante su toma de posesión como primera edil de la villa, el principal hilo argumental del almibarado discurso buenista de Carmena era la recuperación de los valores sociales y el acercamiento al ciudadano desde el «tuteo», pero resulta que los primeros miuras que ha tenido que enfrentar tienen más que ver con el mal llamado «humor negro» de sus concejales que con la atención a los desfavorecidos y no tanto con el «tuteo» como con el «Twiteo».

Identificar los tuits del dimitido responsable de Cultura pero no de su acta de concejal Guillermo Zapata y sobre todo los de Pablo Soto a propósito de matar ministros y quemar bancos con cualquier aproximación al humor, no sólo es un insulto a «La Codorniz», «Hermano Lobo» u otras memorables publicaciones posteriores como el «Papus» –víctima por cierto del terrorismo– sino una manera más de manchar el nombre de «Charlie Hebdo», utilizado por algunos como recurso in extremis de una mal entendida libertad de expresión.

Lo ocurrido en Madrid marca un interesante listón que hará pensarse a más de un político lo de apretar el «botoncito» de las ocurrencias y es que a algunas formaciones se les cuelan chorizos en sus filas y a otras, no cabezas sino cerebros rapados escondidos tras un disfraz de Chumy Chúmez.