Pedro Narváez
Los clones de Angelina
El día que Angelina Jolie anunció la decisión de someterse a una doble mastectomía el planeta se dividió entre los que ensalzaban su valentía y los que lo explicaban como un ataque de frivolidad. Parece que vencieron los primeros después de que los especialistas médicos apoyaran a la actriz, conocida entre otras cosas por tener un cuerpo por el que unos cientos se dejarían parte de su anatomía en la mesa de operaciones. El pecho de Angelina ha traspasado la simbología sexual para convertirse en icono de la resistencia a la enfermedad, y acabará siendo un pin de una mesa petitoria. Cuando me entero de que la decisión de la señora de Brad Pitt no es para nada inédita y que hay muchas mujeres, sobre todo doctoras, que han optado por la mastectomía como arma preventiva empiezo a dudar de las verdaderas intenciones de la estrella, y compruebo de nuevo cómo la decisión de una celebrity se hincha como un globo que habría que pinchar. Sabemos ya que España está llena de heroínas que han dejado de ser anónimas y no conocíamos de sus existencia si la Jolie no se luciera en la portada del «New York Times» con una carta que de ser una pintura tendría la misma propaganda que la Venus del Espejo, ese espejo donde nos miramos para asemejarnos a una estrella que adopta niños, visita los campos de refugiados y firma documentales sobre la guerra de Yugoslavia. No todos los pechos valen lo mismo ni todos los enfermos nos merecen la misma solidaridad. El busto de Angelina pasará a la historia porque ya está adornado de un mensaje «XL», aunque sus películas suelen tener talla mini. Supongo que su mensaje ayudará a mucha gente, pero sobre todo le sirve a ella para colocarse en la hornacina de los santos laicos de Hollywood.
✕
Accede a tu cuenta para comentar