José María Marco

Los demás

Los comunistas cubanos suelen echar la culpa del desastre en el que vive su país a los norteamericanos. Los griegos achacan su triste situación al resto de los europeos, más en concreto a los alemanes y a Angela Merkel: la cosa ha adquirido tales tonos de racismo que es probable que, si los griegos se sienten estafados por Syriza, acaben apoyando a los neonazis. En Italia, los sureños se complacen en achacar al norte, tan rico y poderoso, su atraso, mientras que en nuestro país, los catalanes reprochan a los españoles, o a Madrid, que les impidan desarrollarse según sus capacidades y parasiten sus inagotables energías. Otro tanto les ocurre a los socialistas andaluces, que han encontrado en la deuda histórica y en el agravio comparativo un buen pretexto para seguir cultivando la fibra victimista. Curiosamente, todas estas víctimas de los demás se muestran ávidos de recibir los apoyos y el dinero de quienes los explotan tan inhumana y arteramente. Los comunistas cubanos están ansiosos por que los yanquis desembarquen en la isla y la conviertan en una sucursal de Las Vegas, una cosa muy socialista, como se sabe. Los griegos esperan que los explotadores alemanes –también los españoles– les sufraguemos el chiringuito socialista que se disponen a montar en su país. Los catalanes reclaman de Madrid, como si fuera un derecho, miles de millones de euros y los andaluces están seguros de que podrán perpetuar su idiosincrasia (cifrada en torno al 35% de desempleo) gracias a las transferencias contantes y sonantes del Gobierno de España. Sabíamos que sin el dinero de los demás, no habría socialismo. Estamos descubriendo que lo mismo ocurre con el nacionalismo. Queremos ser nosotros mismos..., ¡pero con tu dinero! Un programa destinado al éxito en estos tiempos.