César Lumbreras
Los enemigos de Arias
Miguel Arias Cañete, el comisario designado de Energía y Cambio Climático en la Comisión Juncker, estuvo más en Arias y casi nada en Cañete (y que me perdone su madre donde quiera que se halle) en su comparecencia ante los eurodiputados. Desde el punto de vista técnico, y en comparación con las respuestas de otros comisarios designados, que además fueron tratados con guante blanco, se situó por encima de la media. Se había preparado el examen a conciencia, con muchos días de reclusión de por medio, y se notó. Contrariamente a lo que se podía presuponer, el asunto de sus declaraciones machistas durante la campaña electoral, no fue el eje principal de los ataques, aunque también los hubo por este motivo. Éstos llegaron por la vía de la declaración de intereses que presentó en su día ante el Parlamento y por la que ha realizado hace poco más de dos semanas, una vez que se supo que asumiría las competencias de Energía. Respondió sobre la venta de acciones y la presencia de su mujer e hijo en dos empresas que venden combustible en el mar utilizando unos depósitos flotantes. No respondió, sin embargo, a las preguntas sobre la presencia en ellas de su cuñado. Se ha presentado a Arias como si fuese uno de los emperadores del petróleo, cuando no es así. Los socialistas españoles han anunciado que votarán en contra, a pesar del pacto que existe entre los socialdemócratas y populares europeos para sacar adelante esta Comisión. No es la primera vez que se lo saltan. Están en su derecho. Sin embargo, no son los únicos enemigos que tiene. Hay otros más sibilinos, que se encuentran en su propio partido, y que quieren algo tan simple como que corra el escalafón.
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