Ministerio de Justicia

Los huevos de la CUP

La Razón
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«Para hacer la tortilla será necesario romper los huevos». Esta frase motivó que el concejal de la CUP de Vic, Joan Coma, fuese detenido por negarse a comparecer ante la justicia para dar cuenta de un delito que podría comportarle ocho años de cárcel, acusado de incitar a desobedecer las resoluciones del Tribunal Constitucional cuando se debatía en el pleno la legalidad de una moción de apoyo a la declaración independentista del Parlamento catalán. Interrogado por el fiscal, Vicente González, el concejal fue defendido por Benet Salellas, diputado de la CUP, picapleitos y terrateniente que cuenta con hasta once propiedades incluyendo dos viviendas, tres locales comerciales y seis fincas rústicas. Salellas es el abogado habitual de los ultras, de la alcaldesa de Berga, Montse Venturós - detenida en noviembre pasado por no comparecer ante el juez para declarar por dos supuestos delitos electorales-, y de los cinco dirigentes de los CUP investigados por quemar fotos del Rey y que tampoco se presentaron a declarar en la Audiencia Nacional.

En pleno proceso de «Desobediencia al Estado español» en el que nos hallamos, es llamativo el entramado familiar que envuelve a los personajes que lideran el proyecto separatista y sus conexiones entre la extrema izquierda y la extrema derecha catalana. Porque de ultras estamos hablando. Y es que el padre del rico abogado defensor de presuntos delincuentes separatistas, era «Tià Salellas», personaje que militó en el sindicalismo libertario, el PSC, luego ERC para terminar apoyando a partidos alineados en la cuarta internacional. Siempre con el pin del Che Guevara colgado en la solapa y presumiendo de progre de salón con su característica larga barba, conducía un caro y flamante BMW y era un reconocido amante de los mejores y más caros restaurantes de su Girona natal. A lo largo de su intensa y bien remunerada carrera, defendió a todo tipo de colectivos radicales, incluyendo independentistas, okupas, sediciosos, secuestradores y anarquistas, y tenía la costumbre de desplazarse a las prisiones para cuidar personalmente de sus clientes encarcelados. Invitado especial del régimen cubano, donde le gustaba viajar a menudo, fue ponente invitado en los Congresos Internacionales sobre Ciencias Penales en La Habana. Cofundador del Taller de Memoria y crítica radical al sistema capitalista, trabajó en la defensa de la presunta célula de terrorismo islámico de Banyoles, los paquistaníes acusados «de formar una célula islamista del Raval», los separatistas acusados de terrorismo en 1992 y decenas de casos siempre relacionados con islamistas, terroristas separatistas o filoetarras. En 2001 dirigió una conferencia en la Facultad de Derecho que llevaba por título «¿Qué objetivo tiene la legislación antiterrorista?» junto a acusados de terrorismo, lo que le valió su expulsión de la universidad. Pero lo que llama poderosamente la atención es que Tià Salellas fue el novio de Irene Rigau, diputada en el Parlament de Cataluña, presidenta de la comisión de Cultura y que fue la consejera de Bienestar Social y Familia de la Generalitat de 1999 a 2003 en el último gobierno de Jordi Pujol, y consejera de Enseñanza de 2010 a 2016 con Artur Mas. La profesora Rigau tuvo de alumnos a los hermanos Salellas, que se refieren a ella como «la tieta», y de novio a su comunista padre.

Pujol, Mas, Rigau y Salellas; unidos por el amor ultra revolucionario. Veremos si los de la CUP tienen arrestos para romper las cáscaras de los huevos que los burgueses separatistas tienen por corbata.