César Vidal

Los jóvenes deciden

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En el año 2008, 22 millones de jóvenes -la tercera cifra más elevada de votantes juveniles en la historia de Estados Unidos- acudieron a las urnas. Era poco menos del 80% de la población juvenil que, por añadidura, entregó su sufragio a Obama con una diferencia de 34 puntos porcentuales sobre su rival. Cuatro años después, Obama necesitaría recuperar esos votos para asegurarse la reelección, pero las perspectivas no son tan halagüeñas. De entrada, tiene en su contra a un sector del electorado joven que ha decidido votar a Romney. Es el caso, por ejemplo, de Sisi Agüero. Joven ama de casa, con dos niñas, su rechazo hacia Obama resulta innegable. «Los últimos cuatro años, la población quiso confiar en un cambio y ha habido cambio, pero al revés», dice con vehemencia. Sus razones para votar a Romney son obvias y por este orden: «Con Obama ha subido el precio de la gasolina; el número de inmigrantes deportados; muchas compañías pequeñas han cerrado y la economía ha ido mal». Sisi confía en Romney, ya que «tiene experiencia en la dirección de empresas», mientras que «presumían de que Obama sólo tenía cincuenta dólares en la cuenta» al llegar a la Casa Blanca. «¿Cómo puedes entregar la administración de tu dinero a alguien que no lo tiene? Lo gastará mal, que es lo que Obama ha hecho». Totalmente distinta es la opinión de Cedric McMinn, un joven negro identificado con el demócrata. Cedric votará a Obama porque «ha mostrado una fuerte capacidad de dirección a la hora de mejorar la economía a pesar de la obstrucción del otro partido; porque consiguió llevar a Bin Laden ante la Justicia y porque ha realizado una reforma histórica de la Sanidad». Para Cedric, Obama «encarna el sueño americano». A fin de cuentas, el candidato demócrata, «con un título de Harvard, podría haber trabajado para cualquiera de las primeras 500 compañías, pero en lugar de eso trabajó como organizador para ayudar a comunidades vulnerables». Cedric se define como «entusiasta» del actual presidente, mientras que considera que Romney «no es alguien que crea lo que dice», ya que «un minuto, apoya algo y al otro minuto, está en su contra». No todos los votantes jóvenes muestran la misma convicción que Sisi o Cedric. Es el caso de Clara Lago, que votó por primera vez hace cuatro años. Clara es la creadora y directora de Pitusa, una compañía de moda que fusiona el estilo mesopotámico con el inca y cuyas creaciones son compradas por celebridades como la Duquesa de Alba o la modelo Eugenia Silva. Conocedora de la tarea empresarial y exportadora a naciones como Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos -además de España o Francia-, Clara no va a votar a Romney. En su opinión, el republicano «sabe de economía, pero no tiene conocimientos de política internacional. En ese campo, Obama lo supera». Es obvio que Obama no ha cumplido todo lo que esperaba, pero aún así votará por él. La joven empresaria es tajante al afirmar que «este país tiene un gran problema con los médicos», ya que la Sanidad es muy cara y no está al alcance de todos. Un caso diferente a todos los anteriores es el que presenta Christian Lam. Votó por Obama hace cuatro años «por el idealismo propio de haber acabado la universidad». Durante estos años, se ha desilusionado. Christian, que trabaja en una pequeña empresa familiar, señala como grandes problemas el gasto bélico y la política de la Reserva Federal, que no deja de imprimir billetes. A su juicio, sólo el abandono de aventuras militares permitiría «bajar los impuestos, reducir el déficit y activar la economía». Sin ese paso, es imposible avanzar en áreas indispensables como la Educación o la Sanidad. Christian cuenta con pesar como su hermano tuvo que marcharse a Costa Rica para poder hacer frente a los gastos de dentista o cómo tienen que endeudarse para poder estudiar en la universidad. A su juicio, el mensaje más válido sigue siendo el demócrata, pero el gasto militar impide acometer las reformas necesarias. Por ello, Christian ha terminado inclinándose hacia los libertarios de Ron Paul, que son los únicos que insisten en salir de todos los conflictos armados para poder reducir el déficit. Obama ha perdido, sin duda, el voto de Christian. No puede permitirse perder muchos más si desea ser reelegido.