Pilar Ferrer
Los jueces dejan en el aire el 27-S
El varapalo ha sido fuerte y triple. La decisión del Tribunal Constitucional para tumbar la Ley de Consultas era esperada. Pero no así la del Consell de Garantías Estatutarias, órgano consultivo del Parlamento de Cataluña, que pone en cuestión buena parte de las llamadas estructuras de estado impulsadas entre CiU y ERC. Y por si algo faltaba, el Tribunal Superior de Justicia catalán ratifica su intención de investigar a Artur Mas, a sus dos consejeras, Joana Ortega e Irene Rigau, y rechaza por unanimidad todos los recursos de La Generalitat. Los tres veredictos se conocieron precisamente durante los días del Debate de la Nación, que dejó tiesos a los diputados de CiU en Madrid y llevó a Alicia Sánchez-Camacho, presente en el Congreso, a una contundente afirmación: «El señor Mas está ya en rebeldía política y judicial», aseguró la presidenta del PP catalán.
La sentencia del TC, corroborada incluso por jueces catalanes de gran prestigio como Juan Antonio Xiol y Encarnación Roca, no fue una sorpresa en La Generalitat y de inmediato se esbozó la respuesta. Artur Mas reunió a su núcleo duro, integrado por Francesc Homs, Josep Rull y Josep Lluis Corominas y se decidió aumentar el victimismo al máximo. «Presidente, esto nos viene bien, Madrid nos ahoga de nuevo», dijo uno de ellos. Pero la bofetada del Consell de Garantías es otra cosa, que hace peligrar la aprobación de los Presupuestos el próximo cuatro de marzo, al cuestionar las enmiendas pactadas entre CiU y Esquerra, recurridas por el PP catalán. Alicia Sánchez-Camacho no ocultaba su satisfacción por lo que considera una victoria jurídica tras las fuertes acusaciones soberanistas de ser una «filbustera parlamentaria».
El dictamen no es vinculante, pero supone un severo traspiés sobre la solvencia constitucional de estas propuestas como una Ley Tributaria propia e inventario de bienes públicos en Cataluña. Una vez más, el bloque soberanista se resquebraja y crece la tensión entre el presidente de la Generalitat y Oriol Junqueras. De hecho, tras esta desautorización, el diálogo se ha restringido al plano puramente partidario. Entre el portavoz de Convergencia en el Parlament, Jordi Turull, y la diputada republicana Marta Rovira. El objetivo es ahora adaptar los textos al dictamen del Consell para poder salvar los Presupuestos, en un auténtico galimatías que permita crear las estructuras de estado sin asunción de competencias. «Un disparate para sacar pecho», en opinión de la presidenta del PP catalán.
Las aguas entre CiU y Esquerra bajan muy revueltas. En Convergencia preocupa el futuro judicial de Artur Mas, sobre todo tras la decisión del TSJC de seguir adelante con las querellas. Si el presidente fuera procesado, quedaría inhabilitado para encabezar una lista electoral, lo que sitúa los comicios del 27 de septiembre «en el alero», según reconocen algunos dirigentes. En cuanto a Junqueras, subyace en la formación republicana un movimiento en su contra, críticos por su excesiva complacencia con Artur Mas. En ERC hay mucha preocupación por el avance de fuerzas de izquierda como Podemos o Guayem, sobre todo ante las municipales de mayo. Esquerra siempre ha tenido mucho voto prestado de gente joven de izquierdas, volcados ahora mucho más en el mensaje social que en el soberanista. Por ello, la estrategia futura depende del resultado del 24 de mayo. Si Convergencia pierde la Alcaldía de Barcelona y ERC no mantiene su poder municipal «será una tragedia», admiten fuentes de ambos partidos.
A pesar del incierto escenario, Mas quiere seguir adelante en su desafío al Estado. Esta misma semana encargó a Carlos Vives Pi-Sunyer la elaboración definitiva de una Constitución catalana. Este magistrado, ex miembro del Tribunal Constitucional y claramente independentista, preside el llamado Consejo para la Transición Nacional y le ha hecho llegar a Mas el mensaje de que en la decisión del Constitucional «Hay una letra pequeña que salva muchas cosas». En su delirante hoja de ruta, Mas quiere vender este nuevo texto por las cancillerías europeas, lo que provocó unas rotundas afirmaciones de la vicepresidenta del Gobierno: «Si tantos le dicen al señor Mas que no puede hacer lo que quiere hacer, es porque no lo puede hacer y algo no hace bien», aseguró Soraya Sáenz de Santamaría. En Moncloa ven «muy difícil» que la comunidad internacional digiera los argumentos soberanistas de Mas.
Así las cosas, todo se juega en las municipales de mayo. El partido de Pablo Iglesias, y sobre todo el Guayem de Ada Colau, emergen fuerte en las encuestas y si logran la Alcaldía de Barcelona, a través de un pacto de izquierdas, sería una catástrofe para Convergencia y Esquerra. Si el resultado es aceptable y Mas incluye la independencia en su programa electoral, la ruptura de la Federación sería inmediata con la salida de Unió Democrática. De hecho su líder, Josep Antoni Duran Lleida, pasó de puntillas durante el Debate de la Nación por el conflicto catalán, hizo un discurso de altura en clave económica y logró que el PP le aceptase varias enmiendas en este sentido. Aunque Durán detecta «ceguera histórica» del gobierno de Rajoy ante el problema, su oposición a la independencia es muy clara y las relaciones con su socio de «tregua contenida» hasta las elecciones de mayo.
La inquietud también ronda entre los empresarios, bastante hartos del discurso soberanista y la bajada de inversiones en Cataluña. Muchos de ellos están cansados de hacer llegar el mismo mensaje a la Generalitat: «Menos secesión y más financiación». Pero el resultado no es favorable. De todos modos, reconocen que las grietas en el bloque soberanista son ya irreversibles y los últimos varapalos judiciales «un jarro de agua fría». Algunos de ellos, como el presidente de Foment y vicepresidente de la CEOE, Joaquín Gay de Montellá, lo decía hace unos días: «Las elecciones están convocadas, otra cosa es que se celebren». Gay de Montellá será uno de los empresarios catalanes que acompañen al presidente del gobierno, Mariano Rajoy, en un importante y próximo viaje a Centroamérica.
El rechazo del TSJC a archivar la causa contra Artur Mas ha encendido las alarmas en La Generalitat. En sendos escritos, las salas de lo civil y lo penal rechazan todos los recursos de los querellados y dejan abierto un posible delito de desobediencia. Si ello prospera, sería la puntilla para Artur Mas. Aunque este sigue instalado en el victimismo y en los ataques desde Madrid. Quienes han estado con él estos días le ven dispuesto a no tirar la toalla. Aseguran que está como James Dean en su célebre película: «Rebelde sin causa». Empecinado, aunque cada día más cercado.
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