Mal fario y ONG

Si te acusan de grabar una conversación privada tienes dos caminos para defenderte. Uno, negarla. Dos, afirmar que uno de los presentes conocía que estaba siendo grabada. En esto están los chicos de Método 3. O lo niegan –el director– o acusan a Sánchez- Camacho –los ex trabajadores– de «estar al loro». Ahora están detenidos y su sede, vigilada. La Policía Nacional ha tomado la iniciativa con una acción contundente básicamente para evitar el rídiculo. Los Mossos estaban en paradero desconocido. Hasta hoy. Por fin, el Gobierno catalán ha creado una comisión interdepartamental y la vicepresidenta ha presentado una demanda. Otra más. El conseller de Interior, Ramón Espadaler, ha tardado una semana en reclamar competencias. Seguramente, que los focos se dirijan al que fuera jefe de los Mossos, Xavier Martorell, aconsejaba prudencia. Es más, el cabreo de su antecesor, Felip Puig, por saberse investigado –dicen que desde dentro de CDC– recomendaba plegar velas. Pero el silencio tiene un límite. Martorell, tras las elecciones de 2010, se veía al mando de Interior y fundando el CNI catalán. Al final, ni CNI, ni Conselleria. Felip Puig fue designado. De esa época son los informes. ¿Mal fario o casualidad?

Con la desconfianza a flor de piel, CiU intenta presentar los presupuestos. No es fácil. ERC se hace la ofendida por los recortes. Oriol Junqueras se queja de que CiU no negocia. En su esquizofrenia como socio de Gobierno y como jefe de la oposición, el republicano amenaza a Mas con rechazarlos. Se ha erigido en adalid de los más desfavorecidos. De momento, contrató al que fuera conseller de Governació Jordi Ausás, ahora imputado en un caso de contrabando. Fue despedido a los 26 días. El líder de la ONG-ERC consiguió que Ausás pudiera cobrar el paro. Otros no tienen tanta suerte. Eso sí, que no haya trabajo en la Fundación soberanista de ERC es un mal fario, de cojones, diría yo.