Iñaki Zaragüeta
Mas no entiende lo sucedido
Conforme pasan los días, el presidente interino, nunca mejor dicho, de la Generalitat catalana queda más invalidado para pilotar el futuro de su Comunidad. Su comportamiento, lejos de centrarse en el desarrollo de la región y de sus conciudadanos, persiste en la confrontación y el viaje a ninguna parte. Si desde hace unos meses Artur Mas decidió investirse como guía de su pueblo hacia la Tierra de Promisión de la independencia, el 25 de noviembre se convirtió en su Sinaí, del que descendió con unas tablas de la Ley con un tajante primer mandamiento «podrás dudar de la no celebración del referéndum, pero lo seguro es que no serás tú su guía, sino ese Oriol de Esquerra Republicana».
Así se lo aclaró en la entrevista que Mas planteó como elixir de seducción. De lo publicado se deduce: «Votaremos tu investidura, no formaremos Gobierno contigo, el 11 de septiembre de 2013 se realizará el plebiscito y olvida el programa de reformas y recortes tal como tenías planteado. Conclusión: nos te haremos presidente, pero quien manda aquí somos nos, Oriol Junqueras y mi partido ERC».
El Honorable «president», según mi amigo Rogelio, se hace cruces por lo injusto de la vida y por la ingratitud de los catalanes. Cual madrastra de Blancanieves, su espejo mágico le ha desvelado su triste situación, saberse invalidado para ocupar ese puesto. Cuanto más empeño ponga en «sostenella y no enmendalla» respecto a la deriva independentista, más se aparta de solucionar la grave crisis económica de Cataluña y más cerca de la dimisión. En cualquier caso, o ocurre un milagro o en esta coyuntura su papel es ya efímero. Así es la vida.
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