Iñaki Zaragüeta

Mas, por encima de la Ley

La Razón
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Artur Mas y sus cuates, incluidos los mariachis que se manifiestan para que la Ley no les afecte, deberían leer a los clásicos: «Sólo desde la legalidad se llega al supremo bien» y, si les vienen grandes, que se empapen el artículo de Álvaro Redondo Hermida, fiscal del Tribunal Supremo, que el sábado publicaba en LA RAZÓN: «En un Estado de Derecho no es más democrático un Parlamento que un Tribunal». Son dos de las tres patas que lo sostienen, según Montesquieu todavía en vigor en todas democracias desarrolladas. Sostiene el firmante que «la respuesta del Estado de Derecho ante quienes intentan deslegitimar las instituciones no puede ser otra que la Ley, y ésta es un mandato que los gobernantes tienen que cumplir... Lo genuino del gobernante democrático es cumplir y hacer cumplir la Ley».

Y de lo que no cabe duda es de que el presidente en funciones de la Generalitat de Cataluña tiene como sueño la impunidad. Vulnerar la Ley cuantas veces requieran sus intereses e irse de rositas.

Si uno contempla los continuos comportamientos y de declaraciones, ninguno de ellos reclama la sanción del delito, sino que el caso se quede en la Justicia catalana y no vaya a la Audiencia Nacional, que se trata de una persecución «caza mayor» aunque no se nieguen las imputaciones. Eso sí, seguir delinquiendo con pretensiones inconstitucionales por parte de Mas, «desconexión con España, desobediencia y refundación de Convergencia», como reproducía ayer nuestro periódico.

Las cajas fuertes, los billetes de 500, el tres por ciento..., como si no hubieran existido. Aquí paz y después gloria al sultán. Más le valía dejar los sueños de grandeza en la puerta de su casa y dedicarse a hacer un buen trabajo. Así es la vida.