Pilar Ferrer

Mas quiere ganar tiempo y empezar a redactar la Constitución catalana

Un auténtico vodevil, con acusaciones mutuas y rumores interesados. Las relaciones entre Artur Mas y Oriol Junqueras han aumentado su tensión este fin de semana y están «a cara de perro», reconocen dirigentes de CiU y Esquerra Republicana. El anuncio de la dirigente de ERC, Marta Rovira, sobre un posible acuerdo en las listas y calendario electoral enojó enormemente al presidente de La Generalitat. Su respuesta a través de un SMS desde su propio teléfono móvil, filtrado claramente por Mas a los medios de comunicación, enfureció a Junqueras. La intención del presidente era inequívoca: poner en evidencia al líder republicano, censurar su interpretación precipitada y negar cualquier tipo de consenso. En definitiva, «tildarle de mentiroso en público», según fuentes de ambos partidos.

Dirigentes de Convergència y ERC coinciden en que en estos momentos los puentes están cerrados. En un soterrado pulso, Mas y Junqueras escenifican la ruptura y andan a la greña bajo la táctica del conocido refrán popular: «Quítate tú, que me pongo yo». Es la misma tesis del líder de Unió Democrática, Josep Antoni Duran i Lleida, quien desde Chile ha tenido palabras muy duras para Oriol Junqueras. Duran asiste a un viaje parlamentario en el país sudamericano y ha llegado a comparar su estrategia con aquel famoso latiguillo de «Váyase señor González», repetido por José María Aznar para desalojar al PSOE del poder.

Mas actúa «como un César»

Por su parte, desde ERC se acusa a Artur Mas de impedir el acuerdo y poner trabas a la hoja de ruta soberanista. «Actúa como un César», dicen del presidente de la Generalitat como reflejo de autoritarismo.

Así las cosas, en el entorno de Mas y en la cúpula convergente señalan que no habrá elecciones anticipadas en marzo. La estrategia del president es ganar tiempo y desgastar a Junqueras. Éste anda muy nervioso, con excesivas prisas por adelantar los comicios ante el avance de Podemos y la bajada en picado de la independencia, según todas las encuestas.

El debate soberanista deja ahora paso a la dialéctica derecha-izquierda, algo que perjudica a ERC y no tanto a CiU. Por ello, el presidente de la Generalitat no tiene la inquietud del republicano y juega al despiste. En su círculo próximo cunde la idea de que primero afrontará las municipales de mayo y después ya se verá. En función de los resultados, Mas podría adelantar los comicios al 11 de septiembre, coincidiendo con la Diada de Cataluña.

Este calendario le permite, según las mismas fuentes, forjar holgadamente su llamada «lista de país» con personalidades de la sociedad civil y el apoyo de las organizaciones separatistas, ANC, Omnium y la Asociación de Municipios Independentistas. Ante estos, Mas pretende culpabilizar a Junqueras del fracaso unitario en la hoja de ruta soberanista.

Por ello, en su SMS le emplazó a una nueva cita en el Palau de la Generalitat, con el mismo formato de la que hubo el 27 de diciembre y todo el bloque independentista. En el mensaje, el presidente no da puntada sin hilo. Le lanza una buena regañina, denuncia «malentendidos» y apela a alcanzar un acuerdo «REAL», con mayúsculas, que deja en situación muy incómoda al líder de Esquerra.

Todas las fuentes consultadas dan por hecho que Artur Mas prorrogará los Presupuestos. «El rechazo de ERC está cantado», asumen. Además, el no adelantar las elecciones a marzo le permite mantener a sus socios de Unió. Los democristianos piensan aguantar en la federación nacionalista hasta las municipales de mayo. «Irse antes no lo entendería la militancia», argumentan.

Entretanto, Duran Lleida gana también tiempo para consolidar su plataforma de centro político «Construim», donde se integrarán personas de diversos sectores sociales, cristianos y económicos. En Unió contemplan el escenario electoral entre septiembre y finales de 2015, dado que a Mas le sería imposible prorrogar de nuevo el Presupuesto.

Si persiste en la independencia como eje de su programa, dejarían la coalición que vienen manteniendo desde hace treinta años y se batirían por un catalanismo político basado en una Confederación, tesis defendida siempre por Duran.

El espectáculo entre Mas y Junqueras, con el guirigay de listas unidas o separadas, causa mucho malestar en círculos socioeconómicos de Cataluña. «Están los dos haciendo el payaso», afirman destacados empresarios. La parálisis del Govern empieza también a indignar a algunos consejeros, que ven inútil su gestión diaria, incapaces de resolver problemas y con creciente fuga de inversiones. La famosa frase «Menos secesión y más financiación», acuñada por varios empresarios catalanes sigue vigente, en medio de una incertidumbre que cansa a la ciudadanía. Ello se refleja en los últimos sondeos que apuntan una clara bajada del soberanismo y la fuerte irrupción de la formación de Pablo Iglesias, o Ciudadanos de Albert Rivera.

En estos sectores lamentan «la falta de dimensión de la política catalana». Lo que ocurre en Europa, la amenaza del terrorismo islámico y la terrible matanza de París inciden en el análisis. «El mundo va por otro lado, ya no es tiempo de salvapatrias», añaden muy críticos ante este pugilato secesionista, anacrónico y trasnochado.

El pulso

Este martes, día 13, el presidente de la Generalitat tiene convocada una rueda de prensa para hacer balance de la Legislatura. Nadie espera que desvele un adelanto electoral, todos coinciden en que mantendrá el pulso con Oriol Junqueras y las famosas tres propuestas: lista unitaria, listas separadas y Constitución catalana. Fuentes de CiU apuntan a esta última como la más probable. Es decir, ganar tiempo, avanzar en el derecho a decidir y elaborar una Constitución catalana asumida por los partidos soberanistas para unas elecciones en otoño. Y de paso, acrecentar el victimismo hacia Madrid con el horizonte judicial en ciernes.

En lo que sí hay unanimidad es en que tras las municipales de mayo, en función del resultado, el escenario catalán pegará un vuelco de campeonato, ya que el mapa municipal experimentará un giro de gran alcance.