Iñaki Zaragüeta
Mas, sólo una vía
El entendimiento institu-cional con Mariano Rajoy. A Artur Mas no le queda otra vía que el pacto, expreso o no, con el Gobierno central, si realmente piensa en lo mejor para Cataluña y desea aprender del «error, inmenso error» (Ricardo de la Cierva), cometido. Sé que es muy duro regresar humillado al punto de partida. No hay problema. Puede ilustrarse en la parábola del hijo pródigo relatada en el Evangelio de san Lucas. Quien por propia voluntad se había pervertido fue acogido con gozo en la casa del padre tras su arrepentimiento.
Con determinadas renuncias, a Rajoy no le quedará otra que adentrarse por la vía institucional y servir al Estado, apoyando a Mas y evitando que se eche en otras manos hacia su autodestrucción y la de Cataluña. El beneficio para esa comunidad pasa por ese acuerdo. Ninguna otra alternativa favorece el desarrollo. Al contrario. El abrazo con Esquerra Republicana, al que su diablo le tienta, tendría consecuencias gravísimas para los catalanes, emergidas ya con el tripartito: miedo para la inversión extranjera, problemas para las relaciones y productos comerciales, salida empresarial de sus fronteras...
Los perjuicios se ampliarían al aspecto político. ERC, como la carcoma, socavará poco a poco las entrañas de CiU y sus áreas sociales de influencia.
La tercera posibilidad, la del PSC, es prácticamente inviable para los socialistas si quieren sobrevivir a este desierto que, por su mala cabeza, atraviesan. El PSC pierde por todos los lados en el apoyo a Mas, excepto que las riendas las lleven desde el PSOE en comandita con Rajoy. Eso sí, Mas siempre tiene expedito el camino para la dimisión. Así es la vida.
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