Cástor Díaz Barrado

Medina-La Meca

La construcción del tren que une las ciudades de Medina y La Meca, por un consorcio liderado por empresas españolas, es una muestra más de la capacidad de nuestro país de llevar a cabo grandes obras y de «burlar» la crisis a través de nuestra acción en el exterior. El aumento de las exportaciones y el esfuerzo de los empresarios españoles para distribuir nuestros productos en numerosos países revelan, también, que una parte de la sociedad española es muy dinámica y que no se resigna a sufrir, sin respuestas, los ataques de la crisis económica que nos golpea. El «tren del desierto» se constituye en un símbolo del trabajo y la ilusión de un país por afrontar los problemas y, por ello, nos corresponde demostrar que somos capaces de unir esas dos ciudades en los tiempos previstos y en las condiciones acordadas. Después de lo que ha sucedido con la ampliación del Canal de Panamá no se pueden producir nuevas sorpresas ni caben excusas de ningún tipo. Las empresas españolas que realizan su actividad en el exterior y, en particular, las destinadas a la construcción, cuentan con la preparación suficiente para que todo salga bien. Nos produce alegría que España ocupe los primeros lugares en tareas de este tipo, pero no debemos olvidar que la tarea pendiente es, sobre todo, industrializar y reindustrializar nuestro país. Se ha de producir un vuelco de grandes dimensiones en la política económica que nos lleve a ser competitivos en el sector industrial y a equilibrar el territorio del conjunto del país. La cohesión se perfila como el objetivo fundamental a alcanzar en los próximos años. No se trata, como en periodos anteriores de nuestra historia, de favorecer la industria en determinadas zonas, sino, por el contrario, propiciar avances decisivos en aquellas regiones que, tradicionalmente, no han sido industrializadas. Reindustrializar España es, básicamente, apoyar la industria de las regiones menos favorecidas. El desarrollo económico que ha experimentado nuestro país desde el advenimiento de la democracia debe acompañarse ahora con políticas que tiendan a la industrialización, en concreto, en los sectores y en las regiones que fueron abandonados por la decisión política. Las grandes obras como el tren que unirá las ciudades de Arabia Saudí contribuyen a mejorar la imagen de España en el exterior y, sin duda, tienen un impacto positivo en nuestra economía, pero el reto más importante ahora es ahondar en la industrialización en nuestro país y equilibrar, de una vez por todas, el territorio español. No es fácil tener capacidad en el exterior si no contamos con un país fuerte en el interior.