Crisis económica
Ministro viene de «minus»
Ahora que llegan las vacaciones de verano, los españoles que pueden permitírselo se curan el estrés disfrutando de la playa, de la montaña o viajando a cualquier rincón del mundo. Es este un buen momento para observar, reflexionar y sacar conclusiones sosegadas.
Es innegable que la economía va arrancando poco a poco, aunque las familias se quejen, con razón, porque no lo notan. La causa es que la renta disponible aún no ha aumentado, aunque, según los expertos, no tardará mucho en hacerlo.
El PIB y el empleo han vuelto a subir a máximos de 2015. La causa está en el cambio de política monetaria del BCE, que ha expandido el crédito, disminuyendo los tipos de interés y comprando deuda soberana en los mercados secundarios. Por su parte, la depreciación del euro y la recuperación del comercio mundial han sido claves para aumentar el cuarto sumando del PIB: las exportaciones netas, después de dos años de estancamiento. Es decir, que si Cataluña lo permite, porque es el único nubarrón que se atisba en el horizonte, crecerá el empleo, la inversión y el consumo.
Sin embargo, nadie en el espectro político se ha anticipado a exponer con claridad la verdad de lo que ha empezado a ocurrir: la mejora y futura recuperación económica, no es gracias al gobierno. Meses de vacío de poder, el poder legislativo bloqueado y la caída dramática de la inversión pública en los dos últimos años, hablan por sí solos.
Quien diseña la estrategia política cada día es la parrilla de los informativos de los medios de comunicación. Lo mediático se impone, la corrupción, el sainete nacionalista o la frase estudiada del portavoz de turno que da para un tuit y poco más, se imponen. Sin embargo, nadie explica qué pasa y por qué ocurren las cosas.
Podemos dejó la calle hace tiempo y no lo hizo para trabajar en los parlamentos, sino para encerrarse en las conspiraciones internas, que ya han arrojado muertes políticas, como la del Sr. Errejón o la de la desaparecida Sra. Bescansa.
El PSOE, en una inseguridad adolescente, anda perdido en la autoreafirmación de su izquierdismo, no se sabe si como estrategia interna o como pataleta frente a los populistas podemitas, y sufre, en silencio, aunque en público, el síndrome de Procusto.
El Sr. Rivera, soñaba con convertirse en el líder del centro derecha español y, finalmente, ha pasado a ser el «cetro de la derecha».
Todo el camino despejado para el Sr. Rajoy que, puro en mano, va saliendo de todas y, que como el PSOE no arregle ese GPS que tiene roto desde hace tiempo, también será el líder que nos sacó de la crisis.
La república romana conquistó su poder en la península itálica y fuera de ella con técnicas militares, pero era el Senado el lugar en donde los debates tenían como objetivo convencer al resto con pedagogía.
Hoy por hoy, es algo diferente. Nadie se entretiene en explicar a la sociedad, es más útil destrozar la imagen del adversario, tanto interno como externo.
La palabra maestro procede del latín «magister» y, por tanto, del adjetivo «magis» que significa «más que». Es decir, el magister destacaba más que los demás porque tenía mayor habilidad que los otros para desempeñar un cometido o realizar una actividad.
Sin embargo, la palabra ministro deriva del término latino «minister» y del adjetivo «minus» que significa «menos que». El «minister», en el mundo clásico, era el sirviente que apenas tenía conocimientos.
La política ha dejado de ser pedagogía para convertirse en el tiro al plato del adversario. En la antigua Roma podía ser ministro cualquiera, pero no maestro. En España, también. La diferencia es que en la Roma republicana importaba más convencer que vencer.
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