Alfonso Ussía

Mis catalanes

El proyecto enloquecido de Mas y ese individuo tan raro, Junqueras, de separar Cataluña del resto de España, ha creado fuera de sus límites autonómicos un malestar general que se ha convertido en un injusto y generalizado alejamiento anímico de los catalanes. Como si todos los catalanes fueran como Mas, Junqueras, Pujol, la Marta, y los niños de estos, que cada día que pasa aparece uno nuevo implicado en asuntos turbios. «Si quieren irse los catalanes, que se vayan de una vez». Pues no. Hay muchísimos catalanes que no quieren irse, y el resto de sus compatriotas tenemos que defender sus sentimientos y su firmeza. Y generalizar de los catalanes como si todos ellos fueran culpables, se me antoja una vileza.

Una buena parte de mi ya extensa vida profesional la he cumplido con catalanes, mis catalanes. José Manuel Lara Hernández era un personaje genial andaluz que hizo una fortuna en Cataluña. Se casó con María Teresa Bosch, una mujer catalana excepcional. Y nacieron en Barcelona sus hijos, José Manuel y Fernando. El primero, volcado en los grandes proyectos de Planeta y el segundo, el gran amigo y protector de los autores, que nos quedamos huérfanos cuando se marchó en un accidente de carretera. Con «Planeta» he publicado 13 libros y siempre rodeado de catalanes competentes, comprensivos y educados. Hoy, José Manuel Lara es el accionista de referencia de mi periódico LA RAZÓN, un periódico presidido por un catalán, Mauricio Casals, organizado por otro catalán, Joaquín Parera, y dirigido por un tercer catalán, Francisco Marhuenda. Existe un cuarto catalán, listo como el hambre y muy influyente, José Creuheras, que nos visita con frecuencia. Y no he conocido un grupo humano como el que acabo de relacionar. LA RAZÓN defiende unos principios y unos valores inamovibles, España, la Constitución, el humanismo cristiano, la libertad y la Corona, y es un periódico administrado y dirigido con eficacia, generosidad y señorío por catalanes. El único periódico nacional que no ha hecho un ERE y renunció a su crecimiento en beneficio de sus trabajadores.

Con Antonio Asensio padre y Antonio Asensio hijo, en Ediciones B, he publicado veinte libros. Y siempre he sido tratado como un amigo, y no he recibido de ellos más que buenos detalles y demostraciones de auténtica amistad. Forman parte de mis catalanes con todo merecimiento. Alfred Cabanes, un hombre diferente y genial, produjo mi serie de televisión «Puerta con Puerta», con guiones compartidos con Eduardo Ladrón de Guevara, y protagonizada por Juan Luis Galiardo, Sancho Gracia, Ágata Lys y Marta Beláustegui. Serie controlada por catalanes. Una época inolvidable.

Tanto en el Grupo Planeta de la familia Lara, como en el Grupo Zeta de la familia Asensio y Mediapark de Alfred Cabanes he experimentado el concepto de seriedad, trabajo, generosidad y señorío de los empresarios y ejecutivos catalanes, y en el caso concreto de LA RAZÓN, he encontrado no sólo un proyecto periodístico admirable, sino una casa. Mi vida profesional ha estado siempre directa e íntimamente relacionada con catalanes, de ahí que me produzca indignación y tristeza que se generalice con ellos, como si ser catalán tuviera que ver con la corrupción política, la esquizofrenia política, el desprecio al resto de España y el insulto gratuito. Para colmo, Antonio Mingote, aragonés, nació en Sitges y adoraba a Cataluña, y mi amigo del alma, vasco por los cuatro costados –prueba de los caminos que confluyen en España–, es el conde del Llobregat.

Respeto pues, a mis, nuestros catalanes.