Ahora Madrid

Narcos

La Razón
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El cartel de la puerta del Sol que anuncia la serie «Narcos» con el lema «Blanca Navidad» ha puesto de los nervios a los que abjuran de los políticamente correcto. Esperanza Aguirre, por ejemplo, tan dada a saltarse las normas que cada vez en mayor número nos vamos imponiendo, ha entrado al trapo, supongo que para pasar el tránsito político de molestar a Carmena porque de lo contrario no se entiende. Se es liberal para todo o para nada. Como Albert Rivera, que ahora dice serlo y lo regula todo el hombre, que parece un cachorro pekinés, de la China mandarina en vez de naranja. Ciudadanos se traiciona con el apellido liberal. No lo practica ni en la intimidad de sus congresos. Ribera será un Aznar amable poniéndole deberes al Partido Popular. Se mira todo a través de tantas lupas que acabaremos por hacer bueno a Donal Trump sólo por el hecho que sólo se pasa la lupa por el pelo encendido. España ha perdido el sentido del humor para abrazar el del ridiculo. No se libra ni la felicitación de Navidad de Paz Padilla a la que una sirvienta negra, oh mami, le sirve el café. Bastante tiene con ser hortera. Quien haya visto ya la serie habrá comprobado que no se trata de una loa a Pablo Escobar ni una invitación a meterse unos gramos de farlopa. Maluma no puede cantar que se lo hace con tres a la vez, que es machista desear sexo a lo bestia, pero no participar en «Mujeres, Hombres y Viceversa». O pelearse por la testosterona de Podemos. La política Varón Dandy para chicos con New Balance. En fin. Que si las putas de Mónica Oltra y otras memeces. La ley mordaza es la que las élites imponen a un pueblo que piensa lo que le da la real gana, cada vez más distanciando de sus gobernantes que sólo aspiran a quedar bien en el santoral laico de la cursilería. Y si hay alguien que se pasa para eso está la Justicia. Cuando está. Te puedes quedar en sujetador en una capilla como Rita Maestre sin que al juez le hagan un escrache y sin embargo no opinar sobre la regulación de las meretrices y los puteros. Si lo haces, estás perdido. Lloverán balas de uno y otro lado. La hipocresía, el gran mal del siglo. La izquierda habla tanto de sexo que se le olvida practicarlo. El sexo acabará siendo de derechas, como toda la vida. El publicista de «Narcos» tuvo una idea brillante que no le gustó al presidente Santos, el hombre que negoció hasta los calzoncillos con las FARC y vino a darnos clases de cómo tratar a un terrorista. Hombre, está bien que dé su opinión, otra cosa es que cale entre tanto desnortado que no sabe si mirar arriba o abajo, a derecha o izquierda. Antes de modernos la lengua probemos a sacarla.