Cástor Díaz Barrado

Niños

La Razón
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Las noticias y las imágenes que llegan de Cataluña hacen pensar. No es posible imaginar un territorio de la Unión Europea en la que los medios de comunicación nos alerten continuamente de que se pueden estar violando derechos de los niños y que la sociedad y los Estados permanezcan impasibles. Las autoridades españolas deben investigar, en profundidad, si verdaderamente existen prácticas de adoctrinamiento en Cataluña y si los niños son utilizados para la propaganda de algunas posiciones políticas. La voluntad de independencia o cualquier otro criterio o posición política del signo que sea no pueden justificar, en ningún caso, que se produjeran comportamientos de este tipo. La comunidad internacional ha elaborado, con mucho esfuerzo, normas que protegen los derechos de los niños. Éstos no sólo son titulares de los derechos humanos básicos, sino que, además, precisan de una especial protección porque son especialmente vulnerables. Nadie puede mirar para otro lado. La defensa de los derechos de los niños es una labor que no conoce excepciones. El Convenio sobre los derechos del Niño es, seguramente, el tratado internacional que ha recibido un mayor número de ratificaciones y adhesiones en la historia de la humanidad. Debe aclararse qué está sucediendo y qué ha sucedido en Cataluña. Las autoridades tienen la mayor responsabilidad en determinar los hechos. La posición que ha asumido la eurodiputada española Maite Pagazaurtundua al dirigirse a la Agencia de Derechos fundamentales de la Unión Europea sobre esta cuestión no parece que haya sido seguida por el Gobierno español. Deben investigarse los hechos. Los niños se merecen lo mejor o, en palabras de la Declaración de los derechos del Niño, de 1959, «la humanidad debe al niño lo mejor que puede darle». Los servicios jurídicos del Estado español deben investigar y determinar la realidad de lo que está sucediendo y de lo que ha sucedido y, si procede, extraer las consecuencias. La dignidad humana tiene su mejor expresión en el respeto de los derechos de nuestros niños y niñas.