Toni Bolaño

No cuenten con Pere Navarro

¿Se acuerdan de Los Roper? La serie británica fue todo un éxito en los años 70 narrando las tribulaciones de George y Mildred, una pareja no demasiado bien avenida. Su vida era un enredo de espectaculares dimensiones. Sin embargo, sus vicisitudes son una anchoa en el océano si las comparamos con la política catalana.

El jueves pasado, Artur Mas ponía agua al vino en las veleidades soberanistas afirmando que sólo habrá consulta si la ampara el estado. Las aguas se agitaron tanto en el independentismo que el propio Mas se negó a sí mismo dos veces en 48 horas. Sus requiebros han hecho caer del guindo, de golpe, a su líder Oriol Junqueras. Llevaba meses agitando la cadena humana y pensaba tener una buena cosecha el 11 de septiembre. Se veía como maestro de ceremonias pero el monaguillo Mas le ha salido respondón. Para no perder ripio se ha puesto estupendo. Exige a Rajoy respuestas inmediatas y a Mas fecha y pregunta para la consulta independentista. La respuesta la ha tenido, pero le ha desasosegado, aún más. Se entera por la prensa que le están haciendo el salto. Que su amigo del alma le ha dejado de lado y que trata con Rajoy de cómo salir del atolladero y que si hay consulta –algo más que improbable– tendrá nada más y nada menos que tres preguntas. Y para él ninguna será buena.

Todavía no se había repuesto, cuando un consejero de Mas –Santi Vila, el homólogo de Ana Pastor– le llama adolescente por sus prisas independentistas. Para poner orden, Josep Rull, secretario de organización de CDC, enmienda a su propio jefe. Si CiU gana unas elecciones declarará la independencia. Su problema es que antes de las elecciones hay que gobernar y hay que hacer presupuestos. De momento brillan por su ausencia. A estas alturas, el socio de cabecera ni se moja. Las miradas se dirigen al PSC. Pere Navarro lo tiene claro. Que no cuenten con él si siguen en la carrera soberanista y con los recortes. Está más que harto.

Con todo el lío, Duran ha puesto tierra de por medio. Está en Panamá. Los desatinos van por libre. El (pen)último o firma Ferrán Mascarell, conseller de (in)cultura: en 1714 perdió la guerra el «republicanismo monárquico». ¿De los Austrias? En fin, premio Guiness. Para colmo, el tiempo amenaza lluvia en plena cadena. Lo dicho, los Roper saben a poco.