Reyes Monforte

No es personal

Vivimos en una sociedad fiscalizada donde nuestra información más personal está registrada sin que muchas veces seamos conscientes. Bien es cierto que casi siempre esa inquisición avizora tiene que ver con asuntos económicos que son los que al parecer mueven el mundo. Por eso cuesta entender que en otros temas mucho más vitales exista tanto remilgo infundado, sobre todo viendo las consecuencias que conlleva el no hacerlo.

Como sociedad debemos conocer los peligros que nos asolan, vengan de donde vengan. No veo donde está el problema de informar al colegio que un estudiante está en tratamiento psicológico de la misma manera que se le informa cuando está de baja por una dolencia física. No se trata de fiscalizar la vida de las personas –más de lo que ya nos la tienen– pero cuando hay motivos para la preocupación o la precaución, convendría ser rigurosos. La salud mental de las personas , más si están en tratamiento psicológico, no es un asunto personal. Si fuéramos ermitaños se entendería pero vivimos en sociedad y ocultar ese información resulta contraproducente para todos. Si cuando el mundo vive una amenaza vírica como sucedió con el ébola, los controles se intensifican para estar alerta a posibles contagios y evitar males mayores, o cuando algunos profesionales están obligados a pasar exámenes médicos antes de firmar un contrato laboral, no sé por qué un alumno no va hacerlo. No digo que se impriman octavillas por todo el barrio pero esa información debe estar, al menos, en manos del responsable del centro escolar. Tan importante es el derecho a la vida del profesor asesinado como el derecho a la intimidad del alumno que le mató. Y puestos a elegir, impera el primero.