María José Navarro
No lo es
CR7, que es un futbolista además de una matrícula de Ciudad Real, recibió el otro día una patada fea que le dolió una barbaridad y preocupó a sus fans. Como queja por la dureza del rival, dejó una frase acertada: «Esto no es rugby». Cuánta razón tiene CR7, por una vez. A lo que él juega no es desde luego rugby. El rugby es ese deporte en el que los jugadores simulan no estar lesionados, al contrario que en el fútbol, y en el que las estrellas lo son por lo que aportan al equipo, no por exigir al resto de compañeros que jueguen para él. En el rugby las trampas no las toleran ni los espectadores ni los rivales ni los compañeros, como tampoco toleran las celebraciones ridículas, las faltas de respeto y los egos desmesurados. El rugby es ese deporte en el que no se discute lo que dice el árbitro y, si se hace, se expone uno a una sanción ejemplar de su propio club y federación, además de una bronca de compañeros y entrenador. El rugby es ese deporte en el que el ganador hace el pasillo de honor al perdedor y luego se van juntos a tomar cervezas, no necesariamente en deportivos de esos tan ordinarios que aparcan en las ciudades deportivas. En el rugby los propios aficionados desprecian a sus jugadores si éstos celebran sin respeto los tantos, y entienden los rivales le midan el lomo cuando un listo les provoca. Cuánta razón tiene CR7: él no juega al rugby y, por más campañas de imagen que le hagan, no parece que pudiera hacerlo. Mejor para CR7, y sobre todo mejor para el rugby.
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