Rosetta Forner

No me tires que sirvo

No propongo que practiquemos el tener la nevera al estilo Carpanta, o sea, vacía. Sin embargo, si podríamos plantearnos el comprar menos o quizá más ajustado a nuestro estilo y ritmo de consumo.

Dicen los americanos que «los estómagos hambrientos hacen malos compradores (empty stomachs make poor shoppers)», y si vamos ansiosos a hacer la compra, peor, pues aún compraremos más. En esta sociedad de consumo donde los supermercados son «tiendas de golosinas» repletas de tentaciones, no es de extrañar que compremos más de lo que consumimos y acabemos por tirar a la basura cantidades ingentes de alimentos que darían de comer a muchas personas.

No sólo hay de más en la nevera, también lo hay en las propias tiendas: somos una sociedad de excesos en lo que sobra y en lo que falta. En un país como Estados Unidos, no es de extrañar que haya tanta gente con exceso de peso: el tamaño de los envases de alimentos son «king size» («talla rey», o sea, enorme). Resultado: la gente come más cantidad de la que necesita. Si bien, el comer en exceso también es síntoma de «hambruna emocional».

Comprar y comer en demasía debería hacernos reflexionar a cerca de por qué acumulamos tanto en nuestra despensa. ¿Acaso tenemos miedo a pasar hambre? Pero, ¿hambre de qué? ¿Acaso no valoramos el dinero que gastamos en alimentos que luego tiramos? Quizá nos vendría bien practicar el estilo Carpanta y llenar nuestra «vida-nevera» de sentido común. Menos «caducidad» y más racionalidad. Menos miedo a la pobreza y más ver «la vida en rosetta».