Reyes Monforte

No pide nada

No pide nada
No pide nadalarazon

No pide nada Don Antonio, el padre de Marta del Castillo: que la justicia sea justa y que no sea arbitraria. Está clamando por un milagro en pleno desierto. Que un juez haga justicia en España es tan difícil de ver que el diccionario de la Lengua Española debería pensar en incluir la palabra «espejismo» como sinónimo de Justicia.

De un tiempo a esta parte, los jueces se han creído dioses y a saber quién les ha concedido ese beneplácito. Algo no funciona: las leyes, los jueces o la manera que tienen los segundos de aplicar lo primero. En los últimos días he visto al juez que investiga la muerte de cuatro chicas en el Madrid Arena concediendo entrevistas, acudiendo a platós de televisión y rodeado de micrófonos cual folclórica en época de saldos. He sabido de una jueza que abandona su juzgado porque dice estar cansada de llevar las denuncias procedentes de una cadena de televisión basura, cuando han sido sus propios colegas de profesión los únicos responsables directos de semejante atropello a la razón y a la justicia, al sentenciar que llamar zorra a una mujer o asesino a un hombre, lejos de ser un insulto, es pura libertad de expresión. Vaya tropa. Y para colmo, se enfadan y cuelgan la toga. Ojalá lo hicieran muchos que han convertido su juzgado en un cortijo. Pero de verdad. En España hace falta una regeneración profunda del sistema judicial y esa limpia incluye a los jueces. No es aceptable que la justicia sea una lotería y los jueces los loteros del reino.

Los jueces llevan demasiado tiempo juzgando a los hijos de los demás y puede que ahí radique el complejo de superioridad que ostentan impunemente.

Suerte don Antonio, porque la va a necesitar. Y que conste que insisto en lo de don porque en su caso es justo y se corresponde con la realidad. Una servidora está harta de escuchar ese mismo tratamiento precediendo el nombre de algunos jueces cuando viendo su actitud y leyendo sus sentencias resulta hilarante.