Elecciones en Estados Unidos
No por ser mujer
El futuro de Estados Unidos se decide dentro de unas horas. En esta antesala de sondeos ajustados y nerviosismo bursátil, corazón en un puño, ella sabe que ha llegado su momento. Por encima del FBI, de su marido, de su criticada frialdad elitista, de sus enfermedades y de todas las objeciones posibles, Hillary Clinton merece la presidencia de Estados Unidos. No por ser mujer, no. Lo merece por derecho, amén del abismo que le separa del showman primitivo y maleducado. Ese rival que, recordemos, ha soltado las siguientes perlas en campaña: «Construiré un muro magnífico, no saldrá caro, lo haré en la frontera sur y lograré que lo pague México». «Si Hillary Clinton no puede satisfacer a su marido, ¿cómo piensa satisfacer a América?». «Es una mujer asquerosa». «Pido el bloqueo completo y total a la entrada de musulmanes en EE UU». «Los refugiados podrían ser una de las mayores estratagemas de todos los tiempos, un ejército de 200.000 hombres, quizá». «Cuando eres una estrella te permiten hacer lo que quieras. Agarrarlas por el coño, cualquier cosa». «Una fuente extremadamente creíble me ha dicho que el certificado de nacimiento de Barack Obama es un fraude». «Tengo a los más leales, podría disparar a gente en la Quinta Avenida y no perdería votos».
¡Puro espectáculo amenazante! Si Donald Trump cumple sus promesas veremos aislacionismo y armas para todos, racismo en alerta roja, recesión económica. Que alguien se lo explique, por favor, a sus simpatizantes. Se cansarán del presidente en cuanto descubran que la vida no les cambia y querrán que abandone la Casa pero, «Oh my God!», no estaban viendo Gran Hermano. ¡Eran unas elecciones! Hillary, apodada «mal menor», puede convertirse en la primera mujer que acceda al cargo más importante del mundo. Debería ser ella la protagonista pionera y aplaudida de esta campaña, lo mismo que el afroamericano Obama, en 2008. Paradojas de la vida, los focos han girado al republicano vitoreado por compatriotas blancos de cerrados pensamientos, contrarios al que viene de fuera, a quitarles el trabajo y el pan. «No es de fiar», dice Trump de Clinton. Y le funciona. La una en las antípodas del otro representan el estado de ánimo de un país, impredecible en su veredicto final. Ojalá se imponga la cordura. No por ser mujer, no... ¡Por justicia y por el bien de todos! En Antena 3 te ofreceremos el desenlace, en directo.
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